Existe cierta ambigüedad sobre la obligatoriedad de quienes desempeñan una representación popular, ya sea como presidentes municipal o diputados local, para separarse del cargo en busca de su reelección. U otra posición a nivel federal y viceversa.
Las leyes electorales en los estados varían en su ponderación política respecto a aspectos como la equidad, profesionalización y gobernabilidad. Y la propia SCJN ha fijado postura en varios casos.
Para el estado de Yucatán, si se apela al fallo emitido por la corte, ni presidentes ni diputados estarían obligados a pedir licencia. Y podrían sin problema estar en campaña y desempeñar su cargo al mismo tiempo con algunas limitantes. Al único que se le pide requisito de separarse es al titular, mientras que síndico y regidores no tendrían ese requisito, pero no podrían hacer campaña en horario laboral, sólo sábados y domingos son considerados inhábiles.
Para el caso de Guanajuato quienes aspiren a un cargo en periodo consecutivo deberán separarse del cargo un día antes del inicio de las campañas, cuestión que puede ser impugnable.
Para el caso de Zacatecas se tiene como requisito la separación del cargo 90 días antes de la elección, coincidente con el estado de Guanajuato. Sin embargo dicho requisito podría ser motivo de impugnación por la resolución de la corte como en casos anteriores.
Más que ser un requisito, el no separarse del cargo puede ser tomado de forma negativa por la población en distintos aspectos:
1. No genera suficiente confianza, pues continuar en el cargo envía un mensaje de poco compromiso hacia su propia campaña, al estar atendiendo compromisos de su encargo en lugar de estar comprometido al 100 % a buscar el apoyo de sus electores.
2. Como una forma de financiar la campaña con recursos públicos, pues aunque existe la veda electoral, se sabe que los diputados reciben dieta, gastos de representación, viáticos y en algunos casos herramientas legislativas; para el caso de presidentes municipales los mismos conceptos más la influencia política sobre una plantilla laboral.
3. El poco compromiso que tienen los titulares con sus suplentes, que al momento de ser postulados como fórmula son presumidos como los mejores elementos, y al no pedir licencia simplemente dejan de existir, no importan.
4. Un asunto de inequidad y oportunismo, pues un sector la sociedad mexicana está altamente influenciada por los apoyos y programas gubernamentales, al grado de caer en el clientelismo político. Quien no está en un cargo público está más lejos de manejar dichos programas.
A quienes aspiren a la reelección o vayan por otra posición política, pidan licencia a su cargo actual! Aún y cuando la ley les permita continuar en sus encargos se ve más como un asunto de dinero, no desprenderse de su sueldo, moral y éticamente no sería correcto.
Una gran cantidad de presidentes y diputados, hombres y mujeres de todos los partidos buscan la reelección o buscan otra posición y la gran mayoría ha solicitado solicitarán licencia, resta sólo una semana para que se cumpla el plazo que la ley electoral marca para separarse del cargo.
La coherencia entre el discurso y el hecho se pone a prueba ante la disyuntiva de solicitar licencia al cargo, mientras se hace campaña en busca de otra posición. Se trata entonces de que se tome con seriedad el proyecto político que se pretende vender. ¿O será que las licencias forman parte del pasado? ¿Usted que opina?