En la Constitución Política de nuestro país, se establece que el Poder Supremo de la Federación se divide para su ejercicio, en Legislativo, Ejecutivo y Judicial (Artículo 49). Esta condición no es fortuita, fue redactada así para evitar que el Poder se concentrara en una sola persona o en una entidad gubernamental; es el contrapeso que equilibra el ejercicio del Poder. En otras palabras, para evitar el autoritarismo y el abuso de nuestros gobernantes.
Para ello, la cámara de Diputados debe formarse, según el Artículo 52 de la propia Constitución, por 300 diputados electos por mayoría relativa, más 200 por representación proporcional; estos últimos, los cuales no elegimos, pero sí los pagamos, los famosos “plurinominales”, que habría que eliminar según mi opinión.
Pero, además, la Cámara de Senadores se debe conformar, según el Artículo 58, por 128 senadores electos, dos por mayoría relativa y uno por primera minoría, por cada una de las 32 entidades federativas, y sumarle 32 por representación proporcional, que también, a mi pobre entender, salen sobrando. Y dejé de lado la conformación del Poder Judicial que se establece en el Artículo 94.
Y se preguntarán ¿a qué viene tanto rollo pedagógico? Les respondo con una preocupación de mi parte: Si bien es cierto que la verdadera y real encuesta sobre el resultado del proceso electoral se dará con los votos el próximo 2 de julio, no debemos soslayar la inquietud de que el próximo presidente de la República logre no solamente el triunfo como presidente, sino también en el Congreso. ¡Eso sería desastroso! el poder concentrado en un individuo, con el apoyo de un Congreso a modo para apoyar cualquiera de sus iniciativas (aún la de modificar la propia Constitución).
Recordemos que hoy los candidatos representan a tres partidos políticos cada uno: PRI-Verde-Panal; Morena-PT-PES y PAN-PRD-MC. Por ello, debemos razonar muy bien nuestro voto, ¡Diferenciarlo?¡Quizá! Evitemos la concentración de Poder; no permitamos que abusen de nosotros. ¿Ejemplos fallidos? Hay muchos, principalmente en Centro y Sudamérica. ¡Pensemos y actuemos en congruencia!
¿Quién será el que le ponga el Cascabel al Gato?
Parece una opinión sesgada ante lo que parece el triunfo inminente de López Obrador, de quien te has manifestado como su acérrimo detractor en este mismo espacio. ¿Opinarías lo mismo si la mayoría del congreso la obtuviera Ricardo Anaya con quien abiertamente congenias?
Pero más allá del inherente riesgo que supuestamente conlleva el que la mayoría de los legisladores pertenezcan al partido o a la coalición que lleve a la presidencia a cualquier candidato, lo que debería preocuparnos en realidad es que los legisladores NO obedecen a los intereses de sus representados sino a los intereses de sus grupos políticos o corporativistas que los respaldan. Una verdadera democracia no debería limitarse a la elección de un gobernante ni a la de sus legisladores sino que debería involucrar la participación activa de la sociedad tanto en el acompañamiento del ejercicio de los tres poderes de la unión, como en la exigencia del cumplimiento de sus obligaciones y de sus promesas de campaña. Lo que debería preocuparnos realmente es por qué la sociedad ha permitido e incluso promovido tantos años de abusos y corruptelas, no que el presidente tenga un congreso a modo. No hay que olvidar que los cambios constitucionales que tanto les asustan a muchos requieren no solo de una mayoría simple del congreso, sino de tres cuartas partes de los diputados, pero además, del aval del senado y de la mayoría de los congresos estatales. ¿Realmente Andrés Manuel, o cualquier otro, tendrá tanto poder para modificar la constitución a su antojo y conveniencia?
Veámoslo desde otra perspectiva: si es un buen gobernante, ¿no debería tener un congreso que apoye todo lo que promueva para lograr un buen gobierno, una real transparencia y una efectiva rendición de cuentas? Bajo este escenario, ¿no sería mejor que el presidente contara con el respaldo de los otros poderes para lograr que México avance en lugar de tener un oposición que bloquee todo lo que impulse sin importar si es en beneficio de la nación? Me parece que seguir infundiendo miedo a la sociedad no abona a la democracia, exhortar a la participación y a la exigencia, sí, sin duda.