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De cómo se gobernará con encuestas

Circulan en las redes sociales varias historias que pueden ser ciertas o no; una de ellas se refiere a un mecánico automotriz que está reparando un vehículo propiedad de un famoso cardiólogo, quién observaba su trabajo. El mecánico le comentó que él hacia el mismo trabajo que el cirujano, pero el galeno cobraba una cantidad muchas veces mayor por hacer lo mismo. El cirujano le respondió que sí, que era verdad, pero que intentara hacerlo con el motor en movimiento.

La segunda se trata de un empresario al que se le descompone un equipo muy sofisticado y de muy alto valor, por lo que manda llamar a un especialista; éste, después de una inspección detallada, saca su herramienta y aprieta un pequeño tornillo, con lo que el equipo funciona de nueva cuenta. El dueño pregunta por el costo del trabajo y su azoro es inmenso al saber cuánto tendría que pagar, comentándole que era demasiado alto por simplemente apretar un tornillo; el técnico especialista le respondió que no cobraba por apretar un tornillo, sino por saber qué tornillo apretar

En ambas historias el denominador común es el grado de especialización requerido para desarrollar un trabajo y lo que cuesta.

Viene al caso porque preocupa que quien tiene la obligación de tomar decisiones para gobernarnos, están dando palos de ciego; ejemplo: ya se dijo que la reforma educativa se cancela y que habrá una contra reforma, donde se será juez y parte ¿no podría aprovecharse lo bueno de la reforma y complementarla si ese fuera el caso? ¿Tendremos a un “nuevo” líder sindical del magisterio y se hará una consulta para saber por dónde se irá?

Otro: ya empezamos a ver los famosos foros de pacificación que arrancaron con la participación de víctimas de la inseguridad, y del mismo jefe del ejecutivo electo. “Luces, cámara, acción”. La verdad, Alfonso Durazo se sacó el tigre de la rifa sin haber comprado boleto y tendrá que atender a los miles de “expertos” participantes de dichos foros que le responderán a la pregunta de: ¿haber, cómo le hago?

Otra más: se plantean consultas entre toda la población para que los ciudadanos del país, ¡que no utilizan el avión para viajar!, decidan sí o no construir el nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, cosa en que los verdaderos especialistas ya salieron sobrando. Los que saben serán hechos a un lado y millones de “expertos” en aeronáutica, arquitectura, ingeniería civil, ambientalistas, comunicaciones, turismo, economía y más, decidirán otro acto de gobierno, que no sabe por donde irá.

Tratando de ser imparcial, se aplauden las medidas para evitar corruptelas como podrían ser las revisiones a los contratos en el puerto aéreo, pero hay otras, que francamente dan miedo, ¿o risa?

¿Quién será el que le ponga el cascabel al gato?