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De Los Pueblos Mágicos

De Los Pueblos Mágicos

¡Ya basta! Me dije. Después de semanas de comentar intrascendencias políticas, principalmente relacionadas con el futuro gobierno de la cuarta transformación (¿), decidí alejarme de la inmundicia, hipocresía, populismo, demagogia, mentira y lodo, y comentar un tema que resulta interesante e importante para el país en su conjunto y en especial para algunas localidades en Entidades Federativas: Los Pueblos Mágicos.

La Secretaría de Turismo del Gobierno Federal creó en el año 2001, y ha venido desarrollando y apoyando con éxito, el Programa de Pueblos Mágicos. Este programa, en el que intervienen diversas instancias gubernamentales, reconoce especialmente a los habitantes de estas ciudades. Para nombrar a una localidad “Pueblo Mágico”, ésta debe tener entre otras características, atributos simbólicos, leyendas, historia, hechos trascendentales, y capacidad de aprovechamiento turístico.

Hasta el día de hoy se han reconocido como “Pueblos Mágicos”, a 121 poblaciones en los diferentes Estados de la República. Dado que me une un sentimiento de cariño hacia el Estado de Zacatecas y por supuesto al Estado de Querétaro donde resido en la actualidad, les enunciaré los pueblos mágicos de estas dos entidades:

 En el Estado de Zacatecas: Jerez; Nochistlán; Pinos; Sombrerete; Teúl de González Ortega y el sexto y más reciente, Guadalupe. Por su parte, en el Estado de Querétaro donde vivo, hay cinco pueblos mágicos: Cadereyta de Montes; Jalpan de Serra; Tequisquiapan, Bernal y Amealco de Bonfil.

Desconozco que tanto hayan sufrido transformaciones estos pueblos, con dos excepciones: me consta que en Bernal y Tequisquiapan se nota el cambio de imagen, las obras que aún se realizan, y el crecimiento económico, al detonarse los innumerables nuevos comercios, los nuevos restaurantes, los nuevos hoteles, todos ellos contribuyendo al crecimiento del objetivo principal:  atraer al turismo. Ojalá que este programa continúe creciendo y no vaya a resultarnos por ahí una “consulta” al “populi” para desaparecerlo y darle “pa´tras”.

¿Quién será el que le ponga el cascabel al gato?

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