De un atinado gabinete
Fue en el año de 1972 cuando fui transferido del Distrito Poza Rica al Distrito Agua Dulce, en la entonces Zona Sur de Petróleos Mexicanos. Mi familia y yo tuvimos la oportunidad de conocer a nuevas personas y ampliar nuestro círculo de amigos, los cuales aún se cuentan entre los mejores que hemos tenido.
Tuve también la oportunidad de ver entonces a un revoltoso político en ciernes, que con la bandera de “luchador social” ocasionaba grandes riesgos, incluso letales, al hacerse acompañar de acarreados de la región, para cerrar los accesos a pozos petroleros en producción. Aceptando sin conceder, que ha sido ese luchador social hasta la actualidad y brindándole el beneficio de la duda, ese político por fin, luego de años de buscar la Presidencia de la República, accedió el pasado uno de diciembre a la silla que tanto buscó.
Nunca he sido lopezobradorista, pero hoy le deseo que la oportunidad que tanto buscó, le permita hacer realidad el México que tanto deseamos. Los mexicanos tenemos la obligación de apoyar al presidente de todos; México nos necesita; el Presidente también; la generación que nos sigue esperan el cambio de la tan traída y llevada cuarta transformación.
Pero el nuevo presidente, debe entender que ahora ha dejado de ser el candidato de la oposición; que representa a 120 millones de mexicanos, qué, aunque no todos los ciudadanos votamos por él, la esperanza de la nación está viva. El nuevo Ejecutivo debe saber discernir y actuar inteligentemente en la selección de sus colaboradores cercanos y, de ser necesario, recapitular y modificar dicha selección. El pueblo agradecerá que su gabinete y los de segunda y tercera línea, sean honestos, incorruptibles y todo lo que su proyecto ha deseado, para que se den los resultados esperados.
¿Que se puede equivocar al escogerlos? ¡Claro que sí, no sería el primero!, pero ¡aguas! tiene que evitar que den espectáculos bochornosos como el reciente dado por Ignacio Taibo, que con su lenguaje (¿florido?), digno de un nivel cultural de los más bajos niveles existentes, no adecuado a un colaborador presidencial, dejó muy mal parado a su padrino y se ganó por propio mérito el mote de “chairo”. ¿A dónde iría a parar el Fondo de Cultura Económica?
Es tiempo de recular; es tiempo de dar marcha atrás y de escoger en forma acertada. Señor López Obrador, el pueblo, aunque no todos hayan emitido su voto por su proyecto, tiene puestos sus ojos y esperanzas en usted. No los defraude.
¿Será quien le ponga el cascabel al gato?