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El Cascabel del Gato: DE LOS OLVIDADOS

Raúl Carballeda

 

 

He de reconocer públicamente que no soy admirador de Porfirio Díaz, pero también que muchas veces los gobiernos federales hacen de la educación y de la publicidad contra un indeseado, una campaña de tan inmensa penetración, que llega el momento en que algunos personajes ya sea históricos o prominentes en nuestra vida cotidiana, lleguen a ser no solamente vilipendiados sino hasta olvidados. Tal es el caso a mi parecer de Porfirio Díaz.

Hace unos días leyendo una modesta publicación de Gonzalo A. Aréchiga Lira, oriundo del mismo pueblo que el de mi esposa, Jalpa, en el Estado de Zacatecas, titulado “Hablemos de Jalpa”, me encontré una vieja fotografía en donde en segundo plano se apreciaba una empinada y empedrada calle de nombre “Porfirio Díaz”. Me propuse investigar entre mis amigos y familiares, en que partes del país había monumentos o calles con el nombre de este personaje.

La investigación por supuesto no fue muy profunda, (gracias a mis “cuates” que ayudaron) pero me encontré con los siguientes lugares en donde Porfirio Díaz se hace presente en alguna de sus calles. A saber: Jalpa, Zacatecas; en el Estado de México, en los municipios de Naucalpan, Tlalnepantla y Atizapán; en Miahuatlán, Oaxaca; en Guadalajara, Jalisco; en Poza Rica,Veracruz; en la Colonia Nochebuena, de la CDMX; en el Centro de Monterrey, Nuevo León y en Ojo Caliente, Zacatecas.

Y aquí si hiciéramos una comparación con otros próceres de la independencia, o de la guerra de Reforma o de la Revolución, don Porfirio sale perdiendo ¿Lo que hizo mal, fue tan malo para merecer esta discriminación o castigo? Recopilo parte de lo malo: Desarrolló una dictadura personalista y paternalista reprimiendo a la oposición y anulando la libertad de prensa; impulsó una reforma constitucional para reelegirse en forma indefinida, reduciendo las instituciones liberales y gobernó al margen de la Constitución y prescindió de la división de poderes. Los extranjeros controlaron el petróleo y la red ferroviaria y permitió el despojo de las tierras a los campesinos indígenas lo que dio lugar a los grandes latifundios.

¿Y qué acerca de lo positivo?, que aunque fuera poco, hay que mencionar que además de sobresalir en la batalla de Puebla, al mando de Ignacio Zaragoza, ya como Presidente introdujo el ferrocarril y se tendieron 20 mil kilómetros de vías férreas; el correo y los teléfonos se extendieron en nuestro territorio; se fundaron algunos bancos; se regularizó el cobro de impuestos; se fomentó la explotación de los recursos petrolíferos mediante inversiones extranjeras; se realizaron obras importantes en varios puertos; se desarrolló la industria textil con capital francés; en 1901 México llegó a ser el segundo productor de cobre en el mundo; se enriqueció la vida cultural con nuevos periódicos y revistas y libros impresos en México.

¿Cuál sería el balance? ¿No sería oportuno modificar los libros de texto aprovechando la “nueva” reforma educativa para darle un nuevo sentido a tan odiado mexicano? Siendo imparcial, habría que modificar la historia que nos fue enseñada en las escuelas oficiales. Ahora que está tan de moda pedir disculpas, ¿porqué no pedir una disculpa a su memoria? ¿fue acaso más malo para nuestro México que el grupo de gobernadores que dejaron vacías las arcas de sus estados durante la administración anterior?
¡Aguas con el párrafo de lo malo!, pues por ahí se puede colar nuestro folclórico cabecita de cebolla, que según parece, para allá “le está tirando”.

¿Quién será el que le ponga el cascabel al gato?