Jimena Black
Desde la prehistoria hasta hoy, la modificación corporal ha estado presente como un factor determinante en distintos sectores de la población mundial. Por donde se vea, el tatuaje es una pieza clave dentro de la historia del hombre, ha servido como eslabón importante en incontables estudios antropológicos para ayudar a determinar rasgos y costumbres de las civilizaciones de distintas regiones del mundo.
La historia del tatuaje se puede dividir en dos: edad antigua y edad moderna; los tatuajes más viejos de los que se tiene conocimiento fueron hechos hace aproximadamente 5300 años, encontrados en Otzi, un cuerpo momificado encontrado en la frontera entre Austria e Italia. Otzi tenía tatuajes de líneas y figuras geométricas en la espalda y las rodillas.
En murales y pergaminos del antiguo Egipto se puede ver recurrentemente cosas relacionadas con los tatuajes, se cree que arte del tatuaje era algo femenino y realizado por mujeres que estuvieran involucradas con la práctica de rituales. Se cree que, para los egipcios, tener un tatuaje era muestra de valentía o madurez; también es posible que ellos fueran los encargados de llevar esa difundir al resto de las civilizaciones contemporáneas, llegando hasta el sudeste asiático.
Los primeros tatuajes japoneses de los que se tiene evidencia datan del año 3000 a.C., encontrados en representaciones gráficas sobre vasijas y objetos de barro que representaban personas tatuadas, estas figuras se enterraban con los muertos, por ello se cree que, en esta región, en ese entonces, los tatuajes tenían un significado místico y/o religioso. Tiempo después se encontró un libro en China donde hablaban de los tatuajes japoneses como atributos decorativos, dando el nombre de Hori a los que tatuaban. Aunque para esta época, aun no se acuñaba el término tatuaje.
La palabra tatuaje viene de la Polinesia, de la expresión tau-tau que se utilizaba para hablar del choque entre dos huesos, que era similar al sonido que hacían con las herramientas al marcar la piel. Los polinesios fueron los primeros en grabarse motivos complejos y significativos sobre la piel de todo el cuerpo, en esta región del mundo inició el tatuaje artístico.
Otra civilización que se considera precursora de los tatuajes modernos son los Maoríes de Nueva Zelanda, de ahí viene el estilo tribal o maorí; para ellos el tatuaje era algo que identificaba a cada individuo y su estatus dentro de un grupo, hacían a cada persona inconfundible y se cree que con sólo ver los tatuajes de alguien se podía saber su estatus económico, social y el rol que desempeñaba. Los maoríes se tatuaban desde los 8 años, empezando de la cabeza hasta los pies, con un proceso lento y doloroso y conforme crecían, se agregaban más tatuajes y se renovaban los antiguos para mantenerlos bellos. Creían que los tatuajes servían como protección en esta vida y la siguiente, por ello, si alguien moría sin tatuajes, tatuaban el cadáver y con ello aseguraban el buen camino del difunto.
Otras regiones donde el tatuaje ha existido por muchísimo tiempo con fines cósmicos y de protección física y espiritual son las Islas Marquesas y Myanmar; en las Islas Marquesas los tatuajes tenían un significado sexual y al morir los cuerpos eran desollados, pues creían que al guardián del paraíso le desgradaban los tatuajes, por lo que a los cadáveres les quitaban la piel para regresarlos a su estado de pureza. En Myanmar las mujeres comenzaron a tatuarse la cara para protegerse de los ataques de hombres de otras regiones, esta tradición se ha mantenido hasta la actualidad.
Más cerca de la era moderna, en China y en Japón, los tatuajes se utilizaron para marcar a los delincuentes o personas que eran desleales a sus gobernantes, por lo que tener un tatuaje te convertía en alguien indeseable. Gracias a esto es que las mafias, especialmente los yakuza, empezaron a usar el tatuaje como símbolo de pertenecer a su grupo, se tatuaban el cuerpo casi completo, por lo que una vez dentro de la mafia ya no había manera de salir. Se dice que al tatuarse demostraban su valor y con ello se podía reconocer quien sería leal a su causa.
Por ahí de 1770, inició la era del tatuaje moderno, con las exploraciones de los europeos al Pacífico meridional y tras la Primera Guerra Mundial, muchos marineros los adoptaron como símbolo de identificación.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el tatuaje volvió a tener una connotación parecida a la de los delincuentes en Oriente, ya que los nazis tatuaban a los prisioneros en los campos de concentración con la doble intensión de identificación y, sobre todo, humillación, pues para los judíos estaba prohibido tener marcas en el cuerpo. Aunque al mismo tiempo, empezó a popularizarse lo que ahora se conoce como estilo Old School, diseños fáciles, con una gama de colores muy restringida y temas patrióticos. También durante esta época se popularizó el tatuaje de las cárceles, los presos fueron uno de los primeros grupos que usaron los tatuajes para diferenciarse del resto de la sociedad. Por ello, aun existe el paradigma de que alguien con tatuajes es “malo”.
En Rusia, el tatuaje inició con un complejo sistema de símbolos que daban información sobre sus dueños (en mayor medida, delincuentes), y no sólo los símbolos tenían significado, también la zona del cuerpo donde se encontrara.
El primer estudio de tatuajes en América se abrió en Nueva York en 1870, aunque pasaron aproximadamente otros 40 años para que tatuarse fuera una práctica común entre toda la sociedad y no sólo de ciertos grupos. El auge del tatuaje comenzó en el siglo XX, convirtiéndose en parte de la cultura pop gracias a celebridades que surgieron, principalmente, del movimiento punk y el rock n’ roll.
Con el paso del tiempo no sólo sigo siendo algo común si no que aumenta cada vez más su popularidad y la actitud negativa hacia los tatuajes ha disminuido; aun así los estereotipos continúan (por clasismo) hay quienes aun asocian esta práctica con las clases bajas y la delincuencia, por ellos genera una reacción de aversión.
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