Patricio Torres Paredes
PRIMERA LECTURA
La desafortunada frase que pronunció el presidente Andrés Manuel López Obrador: “Nos cayó como anillo al dedo”, refiriéndose a la pandemia del Coronavirus, en los hospitales privados de Zacatecas es la mera neta. Durante el 2020 las cuevas de Ali Babá que manejan, presuntamente, órdenes religiosas y muy piadosas, siempre anteponiendo el amor al prójimo, se cansaron de recoger el dinero, no en carretillas, sino en camillas. El miedo pánico de mucha gente a morir entubada en los pasillos malolientes del Seguro Social o del Hospital General convertido en unidad especial para Covid, se convirtió en ganancias multimillonarias para Lois hospitales incapaces de dar gratis una aspirina o una botella de agua rellenada de la llave. De ahí la relevancia de la propuesta del diputado RAÚL ULLOA GUZMÁN, ante el pleno de la 63 Legislatura. Aunque se quedó corta. El político de Fresnillo pide que la Secretaría de Salud con el buen doctor Gilberto Breña a la cabeza, compruebe que las cuevas de Alí Babá cumplan con todos los protocolos y medidas profesionales para atender a pacientes con Coronavirus. Y que lio hagan con médicos que sepan, no con charlatanes. Y pide que la Procuraduría del Consumidor revise las cuentas millonarias que imponen a los desgraciados que llegan en busca de salud y terminan pagando con un ojo de la cara.
PARA HECHOS
Sería conveniente que la doctora Cristina Rodríguez de Tello , conocedora del drama que viven miles de familias que no encuentran cupo para atender a sus enfermos de Covid, y el que sufren las que recurren a la atención hospitalaria privada, juntara a las juntas piadosas que manejan los hospitales Santa Elena, San José, San Agustín, La Plata, entre otros, para convencerlos de aportar un número de camas para la atención gratuita de Coronavirus. Ya estuvo bien de que se rijan con la ley del embudo.
DE URGENTE RESOLUCIÓN
Está bien que los diputados Jesús Padilla, Héctor Menchaca y Gabriela Pinedo pidan que a los agentes de la Policía de Seguridad Vial -antes “tamarindos” o “mordelones”- los doten de pistola radar para comprobar a los cafres del volante el exceso de velocidad. Y es que la mayoría de las infracciones que levantan por este concepto están sustentadas en el calculo de buen cubero. Y pagan justos por pecadores. Porque ya cerca de la hora del almuerzo es cuando los subordinados del inspector Osvaldo Caldera empiezan a descubrir que todos los automovilistas que transitan por el bulevar lo hacen a mayor velocidad de la permitida. Sin embargo, hay cosas más urgentes que se deben pedir, es más, exigir a la Policía de Seguridad Vial. Y tiene que ver con el combate al crimen organizado. Caldera y su gente no pueden hacerse disimulados cuando ven una camioneta con cristales polarizados y sin placas de circulación. No pueden hacerse tontos cuando tres o cuatro vehículos circulan en caravana en sentido contrario o por la noche con las luces apagadas. Está bien que los diputados pidan pistolas de radar para los policías de vialidad, pero también que pidan para ellos armas de alto poder y que formen comandos para enfrentar a manejadores sospechosos. Porque bien dice la sentencia popular: “No somos machos, pero somos muchos”.
ES CUANTO
Una disculpa sincera al diputado local del PAN, Pedro Martínez. Murió su señor padre, don PedroMartínez Gutiérrez (qepd) y cometimos un error garrafal al escribir que la fallecida era su esposa, doña Aracely. Pedimos perdón a don Pedro y a la licenciada Aracely. Y agradecemos a la presidenta del PAN, Noemí Berenice Luna, por haber consignado nuestra terrible equivocación.
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