CULTURA

Michael de Alba 

Uno de los personajes más representativos del Día de Muertos es el Xoloitzcuintle, también conocido como pelón mexicano o perro azteca. Fue gracias a un conjunto de piezas de cerámica encontradas en Colima a principios del siglo XX, conocidas al día de hoy como los perritos danzantes colimenses, que se sabe que hace aproximadamente dos mil años nació una camada de cachorros en una franja de territorio mexicano que va desde Nayarit hasta Guerrero, en la que llamó la atención uno de ellos ya que destacaba de los demás por su falta de pelo.

Raúl Valadez Azúa, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM, dice que: “La gente de la región consideró entonces que, si bien el perro pelón era un animal extraño, su aparición respondía a una decisión de los dioses, y que por eso no le correspondía matarlo ni decidir su destino. Así, lo aceptó como a los demás perros y lo llamó Xoloitzcuintle” (‘perro raro’ o ‘perro arrugado’ en náhuatl). Explica también que,aunque un Xoloitzcuintle se cruzara con un perro con pelo nacerían más perros pelones en la subsiguiente camada, debido a que el origen de este animal es resultado de una mutación genética espontánea que se originó de una generación a otra y el gen causante de dicha mutación es dominante.

Cada 2 de noviembre celebramos también su existencia, ya que este perro forma parte de las raíces, cultura e historia de nuestro país, en la que se cree que este magnífico animal acompañaba a sus amos a atravesar el camino hacia el Mictlán o inframundo cuando morían.