Arturo Ríos Ruiz
El presidente perdió la primacía en la agenda del día a través de Las Mañaneras, se la arrebató su hijo José Ramón; deshizo los argumentos de la “Austeridad y la Anticorrupción” y ante la andada de notas el mandatario acorralado se ha dedicado a atacar a los periodistas que le ganan los espacios más contundentes. “El hijo desobediente”.
El reflejo es claro, trasciende su mal humor, la desesperación en sus posicionamientos desordenados carentes de efectividad, incluso exposiciones que ya utilizó que le dieron espacio en meses pasados que ya no interesan.
Tan sólo ayer, el inquilino de Palacio, revivió el tema contra Austria, acusó a ese país de tener una política que se puede calificar de “anticultural o egoísta” por haberse negado a prestar el Penacho de Moctezuma para su exhibición en los festejos del Bicentenario de la Consumación de Independencia de México.
En 2020 nuestro gobierno solicitó a los austriacos la prenda y del Museo de Viena aseguraron que es “muy frágil” para trasladarlo. Gerard van Bussel, recordó que un comité binacional acordó hace años que las condiciones de la pieza hacen imposible su salida, ya que la mínima vibración “en un viaje aéreo o terrestre” lo destruiría. AMLO lo olvidó, o quiso desviar la atención el mismo tema fallido.
Igualmente, ayer, se fue contra los Estados Unidos, el mandatario volvió a reprochar por qué ese gobierno subsidie económicamente a grupos opositores, como MCCI de Claudio X. González, a “un gobierno legal y legítimamente constituido”. Otro asunto en que no le hicieron caso.
Y para rematar, también ayer se quejó por quinta ocasión del reportaje sobre José desde Palacio y que sus hijos no tienen participación en su Gobierno, pues aseguró que no permite el nepotismo. Repitió argumentas ya desgastados y muchos pleitos en un solo día.
Todo indica que al carrete de las defensas del mandatario ya se acabó y se siente acorralado por las acciones del vástago a quien le debe en embrollo que lo mantiene iracundo y sin defesas que desvíen la atención concentrada en lo que anuncia una derrota a la Anticorrupción y que la austeridad es un cuento de mal gusto convertido en mentira oficial.
“Me puedo caer, pero me voy a levantar y hay que seguir caminando para cumplir con la misión que uno tiene encomendada por el pueblo de México”. La frase ha sido tomada por muchos, como sentir la lumbre cercana y advierte que no declinará ante lo que siente con tantos enredos por él mismo ha propiciado.
Para terminar, recordemos las discrepancias con Panamá en la que borró totalmente a Marcelo Ebrard que ha de sentirse muy incómodo y más porque se defendía bien con sus acciones internacionales y ahora lo remitió a un “Florero” más del montón.
Un mandatario cimienta su sexenio en los primeros tres años y lo que sigue es mantenimiento, ero en este caso tenemos un México agitado y dividido por el mandatario, un pecado mortal para cualquier jefe de estado.
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