Por: Arturo Nahle García
Esta semana los 58 presidentes y presidentas municipales de Zacatecas comenzaron a rendir su segundo informe de gobierno, ya tuve la oportunidad de acudir a algunos de ellos y lo que he podido observar es que subsiste la eterna problemática de los municipios. A que me refiero ?
Como todos sabemos la función de todo gobierno es recaudar los impuestos y posteriormente aplicarlos en obras y servicios públicos, así de sencillo pero también así de complejo.
Y es que de acuerdo con nuestro sistema fiscal, los impuestos más jugosos los cobra la Federación; me refiero al impuesto al consumo (el IVA), el impuesto a las utilidades (el ISR), los impuestos especiales (por ejemplo al alcohol y el tabaco), los impuestos petroleros y obviamente los aduaneros.
Los Estados cobran los impuestos vehiculares, los derechos de inscripción en el Registro Público de la Propiedad y el absurdo impuesto a la nómina. Los municipios solamente el predial y si acaso el de las actas del Registro Civil.
Este esquema tributario ha generado que tanto los Estados como los Municipios dependan totalmente de las participaciones federales, pero lo más grave es que esas participaciones llegan muy etiquetadas y el escaso margen que les queda los absorbe el pago de nóminas excesivas, el gasto operativo y las deudas al Seguro Social y otros acreedores. Poco o nada les queda para obras y programas propios que verdaderamente impacten.
A ello obedece la fragilidad de las policías municipales; los deficientes servicios de limpia;el precario bacheo y alumbrado público; los obsoletos sistemas de agua potable y alcantarillado; no se diga los rastros, mercados y panteones; la anarquía en la vía pública y la nula planeación urbana; la limitada promoción turística y muy modesta agenda cultural; su nula participación en el sistema educativo y el de salud; sus insignificantes acciones para el mejoramiento de la vivienda, para la constitución de reservas territoriales o de protección ecológica; etcétera, etcétera.
Esta incapacidad financiera se agrava en los municipios que tienen una población rural importante, distribuir sus escasos recursos en decenas de comunidades enlazadas por terracerías abandonadas, es como repartir una tortilla dura a varias familias hambrientas.
Así las cosas, las ferias patronales cobran gran relevancia, ya lo decían los romanos: “al pueblo pan y circo”.
La mediocridad de los esfuerzos municipales se resolverá cuando se les amplíen sus facultades tributarias (y las ejerzan), cuando adelgacen sus nóminas y planeen de mejor manera el desarrollo de sus demarcaciones. Ese día los informes dejarán de ser trilladas ceremonias para convertirse en auténticos y productivos ejercicios de transparencia y rendición de cuentas !