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EMPERATRICES, PRIMERAS DAMAS Y CLAUDIA

Cuando México logró su independencia, coronamos a Agustín de Iturbide como
emperador, fue tan corto su reinado que su esposa, la emperatriz Ana María
Josefa Ramona Huarte Muñóz Sánchez de Tagle, pasó a la historia sin pena ni
gloria. Lo mismo sucedió con María Inés de la Paz García, esposa de Santa Anna,
no trascendió porque murió a temprana edad; pero igual suerte corrió Dolores
Tosta, la quinceañera con la que se casó Santa Anna a los cuarenta días de haber
enviudado, él no estuvo presente en su propia boda, se casó por poder.
Margarita Maza de Juárez, a quien Don Benito le doblaba la edad, a pesar de los
cargos, exilios y largos viajes de su marido, dejándola sola y sin dinero, tuvo doce
hijos del benemérito, y eso que durante toda la intervención francesa la dejó en
Saltillo y Nueva York.
La primera mujer que verdaderamente ejerció poder en México fue la emperatriz
Carlota. Ambiciosa y llena de energía, se dedicó a inventar una nobleza y
organizar el protocolo de su Corte. No obstante el desamor e infidelidades de
Maximiliano, Carlota abogó infructuosamente por él ante Napoleón III y el Papa
hasta enloquecer.
Porfirio Díaz tuvo varias mujeres con las que procreó hijos, cuando asumió la
presidencia vivía con su sobrina Delfina Ortega, hija de su hermana. La joven
murió en 1880 de un parto, se le rindieron honores de Primera Dama y fue
entonces cuando el dictador se casó Carmen Romero Rubio, treinta y tres años
más chica que él, durante tres décadas ella presidió a la alta sociedad mexicana y
acercó a Don Porfirio a la iglesia católica.
Por el contrario, Sarita Pérez era mayor que su esposo Francisco I. Madero, se
dice que tenían voto de castidad. Después del asesinato del apóstol, la viuda se
exilió en Cuba y Estados Unidos, en 1921 regresó a México para vivir solitaria y
siempre vestida de luto en su casa de la calle Zacatecas de la colonia Roma.
La esposa del usurpador Huerta, Emilia Águila, pasó a la historia con más pena
que gloria. Igual que la fea y enjuta Virginia Salinas de Carranza, por eso Don
Venustiano prefirió tener hijos con otras mujeres. En 1919 murió la señora, el
“Barbas de Chivo” no le hizo ningunos honores porque le urgía casarse con
Ernestina de la Garza, pero poco le duró el gusto, a los dieciséis días lo
asesinaron en Tlaxcalantongo.

La esposa de Adolfo de la Huerta, Clara Oriol, terminó sus días pasando miserias
y viviendo de la costura en Los Ángeles. La que sí heredó una enorme fortuna fue
la guapa María Tapia Monteverde de Obregón. Calles se casó con la asmática Natalia Chacón Amarillas, por sus achaques no pudo actuar como primera dama, pero si tener doce hijos. Calles le ponía los cuernos con la joven Amanda Ruíz con quien procreó otro hijo. La esposa murió a los 47 años, se le rindieron todos los honores y el General se volvió a casar pero con una soprano yucateca quien le dio dos hijos más. Quien sentó las primeras bases del futuro papel de las primeras damas fue la
esposa de Emilio Portes Gil, una jovencita de Monterrey de escasos 23 años
llamada Carmen García. Por su parte, Abelardo L. Rodríguez se casó tres veces,
una de ellas se le suicidó. Cárdenas y Doña Amalia Solórzano se conocieron en una huerta llamada “Los Pinos”, así bautizaron la nueva casa presidencial. El Tata Lázaro le prohibió usar el título de Primera Dama. En cambio la prioridad de Soledad Orozco de Ávila Camacho fue atender sus caballos y al jet set político e intelectual, a pesar de que
no tuvo hijos ella instituyó el Día de las Madres. Ay de aquel que le contara a Doña Beatriz Velazco los amoríos de su marido Miguel Alemán. En cuanto a Ruiz Cortines, quien impulsó el voto de las mujeres, se divorció de la geniuda Lucía Carrillo Gutiérrez para volverse a casar con la polémica María Izaguirre, quien ya estaba divorciada de su primer marido, viuda del segundo y con dos hijos corruptisimos. Terminada su gestión, los Ruiz
Cortines se divorciaron. Aunque ya estaban separados, en su último informe López Mateos le dedicó un merecido tributo a su esposa, la incansable Eva Sámano. Sin estar divorciado, López Mateos se casó por la iglesia con Angelina Gutiérrez Sadurni, aun así Doña Eva lo cuidó hasta su muerte. ¿Qué le vería Lupita Borja al trompudo Gustavo Díaz Ordáz? La pobre se pasó todo el sexenio viendo la tele muy enferma de los nervios, tal vez ni cuenta se dio de Tlatelolco ni de la Tigresa. Echeverría conoció a Doña Esther Zuno en casa de Frida Kahlo, el encomiable trabajo de Doña Esther fue muy similar al de Doña Eva Sámano de López Mateos. Cuando López Portillo llegó a la presidencia, ya estaba separado de la pianista Carmen Romano, los excesos de Doña Carmen se comparan a los de Martha Sahagún. En cambio Paloma Cordero de De la Madrid, Cecilia Occeli de Salinas de Gortari y Nilda Patricia Velazco de Zedillo destacaron por su prudencia y bajo perfil, lo mismo Margarita Zavala de Calderón, inclusive “La Gaviota” de Peña Nieto, hasta que se le atravesó el escándalo de la Casa Blanca.

Actualmente la periodista e historiadora Beatriz Gutiérrez Müller ha tenido
destellos de protagonismo, pero imposible robarle cámara a su marido López
Obrador. Pues después de estar 200 años a la sombra de emperadores, dictadores,
usurpadores y presidentes, este 1° de octubre una mujer portará la banda presidencial y se sentará en la silla que muchos de ellos disputaron con balas y fusiles, dará el grito y gobernará a un país de 130 millones de habitantes, ubicado como la 13ª economía más grande del mundo. Cuando Neil Armstrong puso un pie en la luna dijo “Un pequeño paso para un hombre, pero un gran paso para la humanidad”. La asunción de Claudia Sheinbaum será el gran paso que tanto esperaron poder dar las mujeres mexicanas, Sor Juana, La Corregidora, Leona Vicario, Las Adelitas, Luz González
Cosío, Elvia Carrillo Puerto, Frida y tantas más.
Bravo ! Bravo por ellas ! Por todas ellas !