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EL SEMEFO DE ZACATECAS

 

Por: Arturo Nahle García

Durante muchos años la reina de las pruebas en materia penal fue la prueba confesional, si el indiciado confesaba ya no había nada que investigar, con eso era suficiente para dictarle sentencia condenatoria. Por eso se incrementaron los casos de tortura, porque con unos tehuacanazos o unos toques eléctricos donde más duele, hasta el más valiente o el más inocente se auto incriminaba.

Hoy las cosas son muy distintas, para dictar una sentencia condenatoria no debe haber duda de la culpabilidad del acusado, para ello es menester que existan imputaciones directas de las víctimas en las que den santo y seña de dónde, como, cuando y de qué forma sucedieron los hechos; debe haber testigos presenciales, no de oídas; documentos probatorios, inspecciones y, la nueva reina de las pruebas, peritajes elaborados por profesionales en medicina legal, psiquiatría, psicología, genética, química, ingeniería, topografía o contabilidad. Peritajes técnicos en criminalística, balística, lofoscopía, grafoscopía, documentoscopía, informática, hechos de tránsito, mecánica, fotografía, valuación, traducción, incendios y explosiones, entre otras.

¿Cómo anda nuestra Fiscalía en esta materia? En septiembre del 2014 creamos el Instituto Zacatecano de Ciencias Forenses como un órgano desconcentrado de la entonces Procuraduría dotado de autonomía técnica (hasta edificio propio le construimos). Recuerdo que el antiguo SEMEFO estaba en la Policía Ministerial, tenía un viejo refrigerador permanentemente descompuesto con capacidad para quince cuerpos, los malos olores llegaban hasta la Cruz Roja y la Presidencia Municipal. El nuevo SEMEFO lo hicimos con capacidad para 120 cuerpos y a diez años de distancia es increíble que ya sea insuficiente. Lamentablemente en el 2017, cuando la Procuraduría se convirtió en Fiscalía, al Instituto lo volvieron a hacer una simple Dirección de Servicios Periciales dependiente de un Vicefiscal.

Conozco a la mayoría de los 100 peritos profesionales y 50 técnicos que ahí laboran, tienen experiencia y buenos equipos, la capacitación es constante, los 365 días del año andan en la madrugada por todo el Estado recogiendo cuerpos de personas accidentadas o asesinadas, certificando lesiones, haciendo dictámenes psicológicos, ginecológicos o seminológicos por casos de violación, valuaciones de daños materiales y objetos robados, estudios de sangre, de ADN, de huellas digitales, armas de fuego, etcétera, etcétera; el trabajo es excesivo y los salarios extremadamente bajos.

Estos servidores públicos realizan más de tres mil peritajes al mes y aproximadamente dos mil autopsias al año; a los peritos profesionales les pagan 9,700 pesos a la quincena y a los técnicos siete mil, por eso se manifestaron el año pasado. El Director José Luis Jiménez Gómez tiene 18 años trabajando en la institución, es egresado de nuestra Universidad y está certificado a nivel internacional como químico, genetista y en criminalística de campo.
Pues lo acaban de despedir porque el 30 de noviembre del año pasado se encontraron tres cuerpos ejecutados en la salida a Sauceda de la Borda, dos mujeres y un hombre. Ese mismo día un familiar identificó el cuerpo de una de las mujeres, el 5 de diciembre otro familiar identificó a la otra mujer.

Una semana después, el 12 de diciembre, Doña Virginia de la Cruz acudió al SEMEFO buscando a su hijo, se le mostraron fotografías de cadáveres, entre ellos el de su hijo, y no lo reconoció a pesar de los múltiples tatuajes que tenía, se le tomó entonces su muestra de ADN. Cabe señalar que cada año se toman más de 9 mil muestras y analizar cada una le cuesta al Estado 8 mil pesos.

Regresó siete meses después, el pasado 4 de julio, y no volvió a reconocer el cuerpo de su hijo, pero otra hija que la acompañaba sí lo pudo identificar. Doña Virginia se manifestó airadamente en el Congreso del Estado, su protesta se hizo viral y para calmar las aguas despidieron al Director.
No, las aguas no se van a calmar, al contrario, hay una gran indignación al interior por esta decisión eminentemente política; urge fortalecer nuestros servicios periciales y urge una verdadera sororidad hacia las madres buscadoras.