Agosto y septiembre, y tan-tan. Eso es lo que nos indica la Constitución respecto del futuro inmediato de Andrés Manuel López Obrador como presidente de México.
Él, contra la percepción de muchísimos, está con que se va… se va… se…
¿Pero Usted, ustedes, tú le crees???
Yo tampoco, diría La Profesora.
Tan no es creíble lo que dice, que ya hay quinielas sobre si se va a Palenque, pero para hacer “home office”, es decir, seguir dirigiendo la marimba nacional pero desde la hamaca.
O si finalmente aceptará quedarse en algún cargo honorifico desde donde pueda continuar con lo que le encanta hacer.
En fin, que no es creíble lo que afirma hará…
Menos cuando al cierre tiene expresiones como las que ha emitido en esta semana.
Una, brutal:
– Le pregunta un periodista si se alegra de la captura de Ismael “El Mayo” Zambada y como si le hubieran dado toques, a bote pronto, rápido, responde:
“¡NO!”
El video deja ver que la respuesta se salió lo que se conoce, del alma.
Después vino un choro largo, matizador, de que sí… de que no… de que a lo mejor… de que quizá… de que…
A todo a lo largo de estos días posteriores a la captura del capo mexicano más buscado por la Justicia de EU, ha prevalecido en AMLO y su entorno una inocultable incomodidad, enojo, malestar porque por más que lo exige y lo reitera nadie en Estados Unidos le explica ni en privado ni en público cómo es que El Mayo y uno de los Chapitos llegaron al aeropuerto cercano a El Paso.
Ni en calidad de qué.
En todo este tiempo AMLO ha tenido en la punta de su larga lengua el muy contenido reclamo, casi la exigencia de que se los regresen a México.
Obvio que le irrita al extremo que nadie en EU, ni en la Casa Blanca, o en alguna de las agencias involucradas en esa captura, tengan la cortesía de explicarle cómo fue que se dio esa muy sorpresiva e inesperada -al menos por él- captura.
Un evento que cortó de tajo su inminente confrontación con Donald Trump quien amenazó con cerrar la frontera apenas llegue, si es que lo logra, de nuevo a la Casa Blanca en enero próximo.
Molesto por esa declaración, AMLO le dijo a Trump que no se le ocurriera tal cosa, porque entonces iba a tener que enfrentar “una rebelión”.
No pocos de uno y otro lado abrieron al máximo los ojos y levantaron las cejas porque no lograron entender a qué rebelión podría referirse este presidente mexicano que se va del poder el ultimo de septiembre y que si Trump -lograra reelegirse-, estaría cerrando la frontera con México a fines de enero cuando él yo no estaría en palacio nacional.
El plano internacional cierra esta semana para AMLO con el conflicto electoral venezolano en que la OEA, aplaudida por el mundo desarrollado, especialmente por los 27 gobiernos que forman la Unión Europea, se prepara para realizar un juicio sumario a su socio y amigo Nicolás Maduro por su evidente fraude en los comicios del domingo pasado en contra de sus opositores.
“¡Eso es intervencionismo!”, ha dicho el mandatario mexicano.
Con esa expresión López Obrador volvió a alinearse con los del cartel antidemocrático de Putin, con Díaz Canel y con Xi Jinping.
En caso es que en estos últimos días las agruras en Palacio han sido constantes.
Y no se ve alivio.