El PAN entra a la búsqueda de su destino y marcar la ruta que habrá de seguir durante el sexenio que gobernará Claudia Sheinbaum.
Se trata de redefinir su camino y ver si continúa siendo un verdadero partido de oposición y retomar lecciones del pasado que lo convirtieron en un partido competitivo y ganador.
El presente no es el mejor tiempo de Acción Nacional, pero tampoco el peor, cuando diferencias internas lo hicieron no postular candidato presidencial en 1976 y una purga después de la elección de 1988.
Ahora el reto del PAN es otro, mostrarse como una opción electoral que le permita congraciarse con los electores que lo abandonaron en dos elecciones continúas.
La tarea no es sencilla, el PAN perdió los liderazgos del pasado y no tiene una voz contestataria, ni una figura que se perfile para posicionarse ante un partido mayoritario que amenaza con desaparecer a la oposición.
El 10 de noviembre deberá tener un nuevo dirigente nacional que sustituya la diluida figura del personaje que actualmente dirige los destinos del partido que sigue siendo el segundo a nivel nacional, pero en una composición distinta a la que tuvo siempre y de que saltó a la Presidencia de la República.
Retomar su camino será difícil y reconquistar gobiernos en 2027 y mantener los que actualmente tiene se aprecia complicado, cuando menos ahora.
Los cuatro que compiten por la presidencia del CEN del PAN (dos hombres y dos mujeres) no reflejan ningún paso distinto al que mantiene actualmente el partido.
Si acaso Adriana Dávila pudiese ser una voz discrepante, si la dejan llegar, y mostraría la posibilidad de que el PAN recupere la combatividad perdida y muestre que el arribo de una mujer podría hacer la diferencia en un partido considerado misógino.
Damián Zepeda es un político panista que ya fue por breve tiempo presidente del partido y que muestra enjundia, pero que pertenece al círculo de quien pretende recuperar el poder interno del partido, Ricardo Anaya.
Jorge Romero se avista como el ganador de la contienda interna y es quien muestra mayor debilidad, pues es la cabeza del llamado Cártel Inmobiliario, al que MORENA perseguirá durante la administración entrante.
Existen dudas de que Kenia López Rabadán participe en la contienda interna, ya que carece de los apoyos necesarios para hacerlo.
Y es que los panistas deberán llenar una serie de requisitos si es que quieren competir por la dirigencia nacional del partido.
Por principio de cuentas necesitan reunir el 10 por ciento de firmas de apoyo de militantes del Listado Nominal de Electores, que corresponde a 30 mil 298 firmas, de las cuales, no podrá haber más del 5% de una entidad federativa.
El PAN tiene 302 mil militantes en la lista nominal del partido y cuenta con la posibilidad de que el 30 por ciento de los integrantes del Consejo Nacional otorgue su firma para avalar una candidatura o varias.
La elección es el 10 de noviembre y entonces se sabrá el rumbo que seguirán los panistas en la presidencia de Claudia Sheinbaum.