Ulises Mejía Haro*
Este 01 de febrero, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump firmó una orden ejecutiva para imponer de manera unilateral aranceles del 25 por ciento a las importaciones procedentes de México y Canadá, lo cual a todas luces constituye una violación a las disposiciones del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
El presidente estadounidense arguye que los inmigrantes ilegales son una seria amenaza para la seguridad de las familias de su país, y los generaliza como delincuentes y generadores de violencia. Así mismo, sin sustento alguno dice que México y Canadá “hacen poco” para contener la inmigración y el tráfico de fentanilo que envenena y causa muchas muertes en su país, por lo que declara una emergencia nacional invocando a la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés) para imponer como castigo los aranceles, en un claro “abuso flagrante del poder ejecutivo” eludiendo al poder legislativo.
Las acusaciones temerarias de Trump carecen de sustento solo buscan justificar los aranceles bajo el falso argumento de que los migrantes son criminales y de que México y Canadá son responsables del tráfico de fentanilo. La realidad es que México ha cooperado en el combate del tráfico de drogas y de fentanilo a ese país con acciones concretas; por ello, la presidenta Claudia Sheinbaum calificó estas declaraciones como una terrible irresponsabilidad de parte de la Casa Blanca, al decir sin sustento que el Gobierno de México tiene alianzas con los grupos delictivos; por el contrario Estados Unidos, “no ha hecho nada” en el ámbito de la prevención de adicciones y en el combate en la distribución y venta ilegal de drogas por grupos delictivos de su territorio. Por otro lado, la presidenta, cuestionó ¿qué ha hecho el gobierno de Estados Unidos para detener el tráfico ilegal de armas de alto poder hacia México? Ahí si hay una clara alianza con sus armerías, más del 80 por ciento de esas armas que causan muerte en nuestro país son de fabricación estadounidense, la industria armamentista sigue alimentando la violencia en México.
México por mandato constitucional es respetuoso de la soberanía de todos los países, de la no intervención e injerencia y de sus políticas migratorias, pero estas deben ser siempre en el marco del respeto a los derechos humanos universales. Nuestros migrantes no son criminales, son gente buena y trabajadora que contribuye a las economías de los dos países ¿Qué sería de muchos estados de la Unión Americana sin los migrantes, quienes son la principal fuerza de trabajo en la agricultura, servicios, industria y en la construcción? Ellos gastan el 80 por ciento de sus ingresos y pagan impuestos por sus consumos en ese país.
Los ataques de Trump contra México, su principal socio comercial, al imponer aranceles violan las disposiciones del T-MEC y exponen la relación diplomática bilateral y comercial, estas medidas no solo afectan a México, también perjudican a Estados Unidos y Canadá, con la pérdida de empleos, mayor inflación y encarecimiento de bienes y productos en contra de los consumidores finales, principalmente de Estados Unidos. Así mismo, debilitan la competitividad de la región de América del Norte frente a potencias económicas como China.
La presidenta Claudia Sheinbaum a un día de la aplicación de los aranceles, con el oficio político y el liderazgo que la caracteriza logró mediante una llamada telefónica que Trump pausara un mes los aranceles, acordando mesas de diálogo bilaterales entre altos mandos de los dos países para combatir el tráfico de fentanilo a Estados Unidos y el ingreso de armas de alto poder a México, reforzando la frontera. Hay que reconocer el respaldo que tuvo la presidenta de todas y todos los gobernadores del país, cámaras empresariales y de comercio, empresarios agremiados a la cámara American Chamber of Commerce of Mexico; así como de la amplia mayoría de los legisladores federales del país. Todos ellos convencidos de que las medidas arancelarias no fortalecen la competitividad de la región de América del Norte del T-MEC, ni solucionan la inseguridad, la migración y el tráfico de fentanilo; por el contrario, debilitan comercialmente a los tres países, de manera especial en Estados Unidos traería consecuencias graves para las empresas al interrumpir las cadenas de suministro, que repercutirá en mayores costos en alimentos, automóviles, minerales y computadoras para productores y exportadores, incrementos que serán trasladados a los consumidores finales, repercutirá también en la cancelación de empleos, inflación y perdidas en el poder adquisitivo de las familias.
Ante la pausa lograda en la aplicación de aranceles a México, la presidenta Claudia Sheinbaum mantiene en resguardo la aplicación del Plan B, el cual incluye medidas arancelarias y no arancelarias en defensa de los intereses de México. Más allá de responder con aranceles, nuestra presidenta es partidaria de establecer el diálogo y los acuerdos entre los dos países, por lo que se vaticina que durante estas mesas de acuerdo binacionales se diriman las diferencias y se lleguen a acuerdos, mediante el diálogo respetuoso, con un trato de iguales, sin imposiciones, sin sumisión y con respeto absoluto a la soberanía e independencia de nuestra nación.
Por el bien de ambas naciones, las y los mexicanos respaldamos de manera incondicional la posición de nuestra presidenta de reestablecer el diálogo, el entendimiento, la negociación y el respeto mutuo en la solución de los grandes problemas que atañen a ambos países. No somos enemigos, somos aliados y socios estratégicos.