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JUAN DEL REAL EN JUICIOS EN VOZ ALTA (07.03.25)

Cuando me preguntan si el tema del segundo piso es un tema político, en lugar de desviarlo, hay que confirmarlo con todas sus letras. Claro que es un tema político. Si afecta la movilidad de los ciudadanos. Claro que es un tema político. Si implica 3.600.000.000 del presupuesto que serán destinados para una obra innecesaria, habiendo tantas prioridades como las carreteras, la seguridad o los medicamentos en los hospitales.

Claro que es un tema político que va más allá de los partidos políticos. Este es un tema de todos los ciudadanos que ejercen con legitimidad su derecho a la ciudad. Ante la cerrazón del Gobierno y del partido en el Gobierno. Todos los actores sociales, económicos, académicos y políticos han sido ignorados. Los datos estadísticos reflejan que los ciudadanos no quieren esta obra, pero ellos prefieren no escuchar con tal de privilegiar sus intereses económicos, poniendo incluso el riesgo el nombramiento del patrimonio de la humanidad y lo que esto conlleva para el turismo, el comercio o incluso para la propia cultura de nuestro Estado.

Por eso, desde movimientos ciudadanos decidimos interponer una demanda de amparo colectivo, donde cada ciudadano que se sienta afectado en sus intereses y en su vida diaria pueda ser un actor jurídico en la defensa contra este monumento al concreto. La demanda colectiva busca siempre que se privilegie ese interés mayor de los ciudadanos, como es el transporte público colectivo, la renovación del propio transporte o también las consecuencias que pudiera tener en cuanto a derechos de todas las personas en su vida diaria, que puede afectar de manera adyacente la construcción de este segundo piso.

Ya sea el amparo que promovimos nosotros como Movimiento Ciudadano, el que hicieron los comerciantes o al que han realizado un grupo de abogados, todos ayudan para dar argumentos jurídicos que ayuden a frenar el robo del siglo. Porque los argumentos técnicos, económicos, académicos y sobre todo los ciudadanos que tienen otras prioridades han sido ignorados. Por seguir con un capricho gubernamental.

 

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