A 54 años del Halconazo: Memoria, verdad y justicia
Por Santos González
Este 10 de junio se cumplen 54 años de uno de los episodios más atroces de nuestra historia contemporánea: la Masacre del Jueves de Corpus, mejor conocida como el Halconazo. Aquel día de 1971, el Estado mexicano reprimió con brutalidad a estudiantes que se manifestaban pacíficamente en la Ciudad de México. Lo hizo no solo con armas y golpes, sino con un mensaje de terror: “la libertad se castiga”.
El grupo paramilitar Los Halcones, entrenado y financiado con recursos públicos, actuó con total impunidad bajo el amparo del entonces presidente Luis Echeverría y de un régimen que, desde el poder, criminalizó la disidencia, reprimió la organización juvenil y sembró el miedo como política de Estado. En los años que siguieron, el sistema intentó cerrar el caso, minimizar responsabilidades, esconder a los culpables tras expedientes archivados y declaraciones huecas. Pero la memoria no se apaga. La historia sigue hablando.
Hoy, más de medio siglo después, no basta con recordar. Es nuestra responsabilidad —como generación, como representantes populares, como actores de este momento político— exigir justicia. Nombrar los hechos por su nombre. Señalar a los responsables sin titubeos. Hacer de la verdad una política de Estado, no una concesión esporádica.
Por eso celebro que la presidenta Claudia Sheinbaum haya afirmado con claridad que no habrá carpetazo. Esa declaración no es menor. Es una postura que asume el presente con responsabilidad histórica. Es parte del nuevo momento político que vive México: uno en el que el poder ya no se utiliza para encubrir abusos, sino para visibilizar a las víctimas. Uno en el que la transformación del país no se mide solo por obras o reformas, sino también por nuestra capacidad de no repetir los errores del pasado.
Como legislador y como parte de una generación que cree en la justicia como cimiento de la democracia, reitero: nunca más un halconazo. Nunca más la represión como respuesta a la exigencia social. Nunca más la impunidad disfrazada de institucionalidad.
México tiene memoria.