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CRÓNICAS DE UNA TRANSFORMACIÓN EN MARCHA.

Entender el momento que vivimos exige mirar con profundidad de dónde venimos como país. La Cuarta Transformación no surgió de un acto espontáneo, ni de la voluntad individual de una figura pública. Es el combate a décadas de agravios, el rechazo a una larga etapa neoliberal que convirtió al Estado mexicano en un administrador de intereses privados, y que dejó tras de sí pobreza, desigualdad, corrupción y desesperanza.

Durante muchos años, México fue gobernado bajo una lógica que desmanteló derechos y privilegió al poder económico por encima del interés público. Se privatizaron sectores estratégicos, se abandonó al campo, se debilitó la educación pública, y el salario mínimo fue perdiendo poder adquisitivo. Estados como Zacatecas lo vivieron con dureza: la migración se volvió destino obligado ante la falta de oportunidades. Y mientras tanto, desde arriba, se repetía la misma narrativa: el sacrificio del pueblo era el precio del “progreso”.

Pero el pueblo no se rindió. Mientras se intentaba imponer la resignación, abajo surgía otra voz: la de la resistencia organizada. Esa voz se convirtió en movimiento y el movimiento en Morena. No como un partido más, sino como una herramienta popular para transformar el país desde las raíces. El triunfo de 2018 no fue solo electoral: fue el mandato del pueblo para iniciar un nuevo proyecto de nación. Con Andrés Manuel López Obrador al frente, comenzó una nueva etapa en la historia mexicana: la de una transformación pacífica, democrática y profundamente social.

La Cuarta Transformación representa un cambio de régimen. Significa recuperar al Estado como garante de bienestar; construir justicia social desde abajo; gobernar con honestidad, sin privilegios ni simulaciones. Significa poner al centro a quienes por años estuvieron al margen. En Zacatecas también lo entendimos así. En 2021, con la llegada de un gobierno comprometido con estos principios, comenzó también en nuestra tierra una nueva ruta.

Hoy formo parte de una generación de relevo que no llegó a la política para reproducir los errores del pasado, sino para construir una forma distinta de hacer gobierno. Porque hay dos modelos de país en disputa: el que nos llevó al colapso social, y el que, desde hace seis años, ha comenzado a devolverle la dignidad al pueblo. Nosotros elegimos este segundo camino. Y lo defenderemos.

Estamos aquí gracias a quienes resistieron. A quienes sembraron esperanza cuando todo parecía oscuro. A quienes no se conformaron. A ellos les debemos el compromiso de no fallar. La historia no está escrita: la estamos escribiendo nosotros. Que lo que digamos hoy en tribuna esté a la altura de quienes soñaron con un país más justo.

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