Senadora de MORENA Verónica Díaz Robles
Durante muchos años, México vivió bajo un modelo de seguridad que sembró miedo, impunidad y descomposición institucional. A nombre de la “guerra contra el narcotráfico”, se militarizó el país sin estrategia, sin coordinación, y peor aún, sin voluntad política para atender las causas profundas de la violencia. El resultado fue devastador: miles de vidas perdidas, comunidades fracturadas, instituciones infiltradas y un Estado debilitado.
Desde el Senado de la República, aprobamos la Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esta nueva ley es fruto del Humanismo Mexicano que inspira la Cuarta Transformación. Está diseñada para garantizar la coordinación real entre los tres órdenes de gobierno, fortalecer las capacidades municipales y estatales, y establecer una nueva cultura institucional basada en la prevención, la inteligencia y la proximidad social. Por primera vez, México contará con una Academia Nacional de Seguridad Pública, que formará a las y los servidores públicos con un enfoque profesional, ético y respetuoso de los derechos humanos.
Uno de los pilares de esta transformación es la consolidación de la Guardia Nacional como una fuerza profesional, disciplinada y comprometida con el pueblo. Y lo más importante: esta ley coloca al pueblo en el centro. Ya no se trata de imponer seguridad desde arriba, sino de construirla desde abajo, con las comunidades, con participación social, y con políticas públicas que garanticen acceso a educación, salud, empleo, cultura y bienestar.
Por supuesto, no olvidamos de dónde venimos. El contraste con el pasado es necesario. Mientras algunos usaron la seguridad como discurso para justificar la violencia de Estado, nosotras y nosotros decidimos hacer las cosas distintas. Hoy, quienes gobernaron en el pasado están en silencio, cuando no enjuiciados, como el exsecretario de Seguridad Pública del calderonismo, procesado por sus vínculos con el crimen. Ahí están las consecuencias de haber utilizado el poder para alimentar la impunidad.
Nuestro compromiso no es con las cúpulas, sino con el pueblo de México. Por eso, respaldamos con total convicción esta ley impulsada por nuestra querida Presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum, quien ha dejado claro que sin justicia no hay paz, y sin paz no hay transformación.
Desde Zacatecas seguiré defendiendo esta visión de seguridad con rostro humano. Porque nuestro pueblo merece vivir sin miedo, con bienestar y con esperanza.