Por: Arturo Nahle García
La semana pasada comentamos sobre la necesidad de revisar el Tratado de Extradición que México y Estados Unidos suscribieron en 1978, lo anterior a raíz de las complicadas detenciones que nuestras corporaciones hacen de peligrosos narcotraficantes para después extraditarlos y todo para que allá les dan amplios beneficios a cambio de que se conviertan en informantes. El tema vino a cuenta por la consabida negociación que Ovidio Guzmán concretó con el gobierno estadounidense.
Pues el abogado de Ovidio de inmediato le reviró a la presidenta Sheinbaum, le recordó que el 15 de octubre del 2020 Estados Unidos detuvo en el aeropuerto de Los Ángeles al General Salvador Cienfuegos, ex Secretario de la Defensa Nacional, acusado por delitos relacionados con drogas y lavado de dinero; el gobierno y el ejército mexicano exigieron su inmediata extradición, al mes nos lo entregaron y un mes y medio después, el 14 de enero del 2021, ya estaba en su casa totalmente absuelto de todos los cargos.
El trancazo a la presidenta la sacó de sus casillas y amenazó con denunciar al abogado de Ovidio por el delito de difamación; nadie le informó a nuestra mandataria que ese delito fue derogado hace 18 años porque la Corte determinó que era violatorio del derecho a la libertad de expresión.
Otro golpe fue la acusación por lavado de dinero que el Departamento del Tesoro hizo en contra de la Casa de Bolsa “Vector” propiedad de Alfonso Romo, Jefe de la Oficina del presidente López Obrador y su enlace con el sector empresarial; en lugar de que el gobierno mexicano anunciara una investigación del caso, oficiosamente salió a su defensa.
Y qué decir de Hernán Bermúdez Requena, Secretario de Seguridad Pública de Tabasco durante el gobierno de Adán Augusto López, resulta que desde febrero tiene una orden de aprehensión por ser nada menos que la cabeza de “La Barredora”, cártel que tiene asolada a la tierra de López Obrador desde hace algunos años.
Obviamente todos nos hacemos la misma pregunta ¿ El ex Gobernador, ex Secretario de Gobernación, ex corcholata y actual líder del Senado, sí, el paisano más cercano y querido de Andrés Manuel, no sabía que el responsable de la seguridad en Tabasco era en realidad el responsable de la inseguridad? Este caso es idéntico al de Genaro García Luna, solo que ahora no le sucedió al PRIAN, sino al gobierno cuyo lema fue “no mentir, no robar, no traicionar, las escaleras se barren de arriba hacia abajo, no somos iguales…” etcétera, etcétera.
Y ahí no paran las broncas de esta administración que apenas lleva nueve meses, cada mañana se presume que los homicidios dolosos van a la baja, sí, pero el contrabando de combustibles por mar y tierra llamado “huachicol fiscal” está a la orden del día y a la vista de los marinos convertidos en agentes aduanales; las personas desaparecidas y no localizadas ya superaron las 130 mil; y la extorsión que en mayo del 2024 cerró en 4,337 denuncias, en mayo de este año ya iba en 4,588.
Sobre este delicado tema vale recordar que los llamados “cobros de piso”, no son otra cosa que viles extorsiones y no se denuncian, por eso el pasado 6 de julio el gobierno federal tuvo que anunciar una Estrategia Nacional contra la Extorsión que en realidad es la propuesta de Omar García Harfuch para combatir los cobros que las mafias hacen fundamentalmente a pequeños y medianos negocios de todo el país.
Así están las cosas al interior, pero al exterior la situación está igual o peor, el inefable Donald Trump anunció esta semana un arancel del 17% al tomate mexicano, y a partir del 1° de agosto un arancel del 30% a la totalidad de nuestras exportaciones, lo anterior porque no le parece suficiente lo que estamos haciendo para erradicar el tráfico de fentanilo.
Como puede verse, los tomatazos le han llovido a nuestra presidenta y yo francamente no veo a la deslucida Secretaria de Gobernación ayudándole a sortearlos, tampoco al enmudecido Canciller o al invisible Secretario de Hacienda, pareciera que su gabinete se limita a Marcelo Ebrard y Harfuch; los legisladores dan pena, un día los tunde Ricardo Anaya y otro día también; y las benditas redes sociales y medios tradicionales, antes aliados, están ahora más duros que nunca.
En fin, ojalá que tanto tomatazo no termine por salpicar nuestra frágil economía y estabilidad política.