Por Santos González
Una transformación que no mira al futuro está condenada a agotarse. Por eso, si algo define esta nueva etapa de la Cuarta Transformación, es la llegada del relevo generacional a los espacios públicos. Mujeres y hombres que crecimos viendo las consecuencias del modelo neoliberal, que aprendimos de la lucha social, y que hoy asumimos con plena responsabilidad el desafío de hacer del cambio una construcción duradera.
La continuidad no significa repetición. Significa defender el rumbo y al mismo tiempo adaptarse a los nuevos desafíos del país y del mundo. Hoy la transformación necesita incorporar con fuerza temas como la sostenibilidad, la innovación tecnológica, los derechos digitales, la participación plena de las juventudes y el acceso universal a la educación, la salud y la justicia.
Claudia Sheinbaum, primera mujer en gobernar México, representa ese espíritu: continuidad con identidad propia, ciencia con humanismo, firmeza con diálogo. Su llegada al poder no es solo una ruptura simbólica con siglos de exclusión; es también el inicio de una nueva forma de gobernar, con visión de futuro y profunda vocación de servicio.
Desde Zacatecas, el compromiso es claro. Como legisladores de esta nueva generación, no estamos aquí para administrar inercias, sino para construir porvenir. Para legislar con sentido social, con cercanía al pueblo y con visión transformadora. El gobernador David Monreal lo ha dicho con claridad: esto no es un eslogan, es una forma distinta de ejercer el poder.
Tenemos una responsabilidad histórica: hacer que la transformación sea irreversible. Que no dependa de una persona o de una coyuntura, sino que se arraigue en las instituciones, en la cultura política, en la vida cotidiana del pueblo. Nos toca cuidar el legado, pero también proyectarlo hacia adelante.
La Cuarta Transformación apenas comienza su segundo capítulo. Que nos encuentre trabajando, con humildad, con convicción y con los ojos puestos en el futuro.