Como en 1976 López Portillo fue candidato único a la presidencia de la República, en 1977 Reyes Heroles impulsó una reforma electoral para incentivar la participación de partidos y organizaciones políticas en las contiendas electorales.
El registro a los nuevos partidos se condicionó a realizar actividades políticas durante los cuatro años anteriores a la solicitud y para obtener el registro definitivo debían conseguir el 1.5% de la votación, con ello también adquirían el derecho a recibir financiamiento público y acceder a los medios de comunicación.
Lo más importante de la reforma de 1977 fue la representación proporcional, en la Cámara habría 300 diputados de mayoría y 100 plurinominales. En 1986 hubo otra reforma para incrementar de 100 a 200 el número de diputados
de representación proporcional, se estableció que el Senado se renovaría por
mitad cada tres años, aparecieron las candidaturas comunes, se reformó la
Comisión Federal Electoral para que hubiera representantes de los partidos, del
Poder Legislativo y el Secretario de Gobernación fuera el presidente; también se
estableció un sistema de medios de impugnación.
En 1990 sobrevino otra reforma electoral para instaurar la denominada cláusula de
gobernabilidad, al partido que obtuviera el mayor número de diputados de
mayoría, se le otorgarían diputados extras para alcanzar la mayoría absoluta de la
Cámara.
Aparte del financiamiento se estableció la fiscalización a los partidos, se dotó de
autonomía al IFE y el Secretario de Gobernación dejó de ser su presidente; se
creó el padrón electoral y la credencial para votar con fotografía; el Tribunal
Federal Electoral cambió de naturaleza administrativa a jurisdiccional con una Sala
Central en la Ciudad de México y cuatro Salas Regionales.
En 1994 se publicó otra reforma para prohibir los donativos a los partidos, se
modificó la composición de la Cámara de Senadores de 64 a 128 y en la Cámara
de Diputados ningún partido podría tener más del 63% de las curules.
El IFE pasó de seis a nueve consejeros ciudadanos, desapareció el principio de
autocalificación y las elecciones parlamentarias de ese año fueron las primeras en
ser calificadas por el TRIFE; también nacieron los observadores nacionales y
extranjeros.
La reforma electoral de 1996 consolidó la autonomía del IFE, el Ejecutivo dejó de
tener presencia en el Consejo General, cambió nuevamente la composición del
Senado renovándose cada seis años en su totalidad y se determinó que ningún
partido podría tener más de 300 diputados ni más del 8% a su porcentaje de
votación nacional; el Tribunal Electoral pasó al Poder Judicial de la Federación.
En el 2002 y 2005 volvieron las reformas electorales para establecer las cuotas de
género y el voto de los mexicanos en el extranjero.
Finalmente en el 2014 el IFE se convirtió en INE, se estableció la reelección de
Senadores y Diputados federales y locales, lo mismo que de los integrantes de los
Ayuntamientos. Se aumentó de 2 a 3% el porcentaje mínimo requerido de la
votación nacional para que los partidos conserven el registro y tengan derecho a
plurinominales; se estableció también la paridad entre géneros en las
candidaturas.
Pues el gobierno y Morena están anunciando una nueva reforma, ahora para
reducir el financiamiento público a los partidos y eliminarlo en años sin elecciones
(a favor), reducir el tamaño de congresos locales y cabildos municipales (a favor),
disminuir el número de diputados federales de 500 a 300 (en contra si la idea es
desaparecer la representación proporcional), recortar tiempos de propaganda
gratuita en radio y televisión a partidos y gobiernos (a favor) y eliminar senadores
plurinominales dejando solo tres por estado (parcialmente a favor).
También se pretende que presidentes, gobernadores y alcaldes puedan opinar en
campañas fuera de su horario laboral (a favor); eliminar los organismos
electorales locales para que todas las elecciones las organice el INE (en contra),
cambiarle el nombre y reducir su presupuesto (parcialmente a favor); prohibir que
este órgano retire candidaturas por actos anticipados (en contra) y eliminar
distritos para elegir diputados por listas estatales (a favor).
Se pretende también modificar la forma de designar funcionarios electorales (en
contra si es por voto popular), endurecer los requisitos para formar nuevos
partidos (a favor) y aumentar los requisitos para candidaturas independientes (en
contra).
Ojalá a la propuesta se le agregue la eliminación de la sobre representación, no es
posible que una coalición haya obtenido el 59% de los votos y tenga el 73% de las
curules.