Por: Arturo Nahle García
Con más de ocho millones de habitantes, Veracruz es el cuarto estado más poblado del país solo superado por el Estado de México, la Ciudad de México y Jalisco; el doce por ciento de sus habitantes son indígenas. Tiene 720 kilómetros de costa, numerosos ríos, lagunas, una reserva de la biósfera, tres parques nacionales y ocho de las 59 zonas metropolitanas que hay en la república. Es el primer productor de piña, mango, caña de azúcar, naranja, papaya y limón, el segundo en café. Su producción pesquera y ganadera es de la mayor importancia, lo mismo que el turismo. Tiene tres aeropuertos, tres puertos marítimos comerciales, tres zonas industriales, refinerías, el mayor número de pozos petroleros y hasta una planta nuclear.
Cuenta con 19 distritos electorales federales, 30 locales y 212 municipios, el presupuesto de este año superó los 175 mil millones de pesos. Por todo ello, Veracruz es un estado prioritario para los partidos y la clase política mexicana, así se vio
en los comicios del año pasado en los que Rocío Nahle ganó la gubernatura con más de dos millones de votos, un millón más que Héctor Yunes de la coalición PRI, PAN y PRD.
La guerra sucia en su contra por parte del clan Yunes fue despiadada, la acusaron de todo, a esa guerra se sumaron empresas trasnacionales a las que afectó en su paso por la Secretaría de Energía; medios nacionales como Televisa, Reforma y el Universal fueron los instrumentos de la campaña negra. Pues este año nuevamente hubo elecciones, ahora municipales, y el principal conflicto se dio entre Morena y Movimiento Ciudadano por los municipios de Poza Rica y Papantla; el PREP le dio el triunfo a MC pero al hacer un recuento total de los votos el pasado 8 de octubre el Tribunal Electoral le dio el triunfo a la coalición de Morena y Partido Verde.
Cuando la dirigencia nacional de MC protestaba airadamente por esta decisión sobrevino la inundación en Poza Rica y con ella el golpeteo, no tanto por la tragedia natural, sino por la tragedia electoral. Atrás de los ataques a la gobernadora están personajes perfectamente identificables, uno de ellos es el polémico Sergio Gutiérrez Luna, ex presidente y ahora vicepresidente de la Cámara de Diputados; el otro es José Manuel del Río Virgen, quien fuera secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del
Senado, ambos totalmente ligados a Ricardo Monreal. Monreal promovió abiertamente a “Gutierritos” para que fuera el candidato de Morena a gobernador de Veracruz, al no lograrlo lo propuso como senador, finalmente se conformó con una pluri. Por su parte Del Río Virgen fue encarcelado en el 2021 por el homicidio del candidato de MC a la alcaldía de Cazones, medio año después salió libre gracias a un amparo. Este caso confrontó seriamente a Monreal con el
entonces gobernador Cuitláhuac García. Pues las inundaciones en Poza Rica han sido la coyuntura perfecta para que “Gutierritos” y del Río Virgen (se dice que también para Monreal), le cobren a Rocío Nahle las facturas políticas; no son pocos los que aseguran que son ellos los que están atrás de los cuestionamientos a la gobernadora por una supuesta
omisión de alertar a la gente sobre la tempestad que se avecinaba y de no renovar un seguro catastrófico.
Lo primero es falso, las autoridades de protección civil de Poza Rica, incluso de Pemex, alertaron en la noche a la gente que vive cerca del río. Lo segundo es un reclamo velado de la aseguradora porque no se le renovó un seguro que tradicionalmente la representaba utilidades por más de cien millones de pesos. Pero no solo son ellos los impulsores del “fuego amigo”, también está el impresentable Adán Augusto López Hernández y su protegido Miguel Ángel Yunes. Las diferencias entre Rocío y Adán Augusto vienen desde que la primera construía la refinería “Dos Bocas” y el segundo gobernaba Tabasco; Rocío jamás permitió que el protector de “La Barredora” metiera su cuchara en la refinería; el conflicto se agudizó cuando ya siendo líder senatorial se alió a Yunes para sacar la reforma judicial. En fin, mientras estos políticos “de pacotilla” se regodean en sus grillas miserables y bailan al ritmo de la Santanera, la presidenta y la gobernadora atienden de tiempo completo a los damnificados que se debaten entre el agua, el lodo y la destrucción.

