ENTRESEMANA
Se lo escuché al doctor Julio Frenk:
“Este es el año del ocaso del actual sexenio, es cuando ya se está poniendo el sol. No es el momento de estar con nuevas ocurrencias como la mega farmacia que es otra idea verdaderamente surrealista”.
Y la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos fue clara, precisa y concisa respecto del abandono en que se encuentran estados asolados por el crimen organizado.
“Los gobiernos de los estados y los municipios no le pueden hacer más la tarea al gobierno federal, exigimos que el gobierno federal ponga atención a través de su Secretaría de Seguridad Pública federal que ponga atención al estado de Chihuahua y que deje de ser omiso si no es que decir pendejo”, dijo Mauro Campos y lastimó la delgada piel del Duce en el ocaso.
O sea, en buen romance y con dos versiones de dos actores políticos del México contemporáneo, al licenciado presidente le llaman la atención por sus ocurrencias en el ocaso de su mandato y que deje de hacerse que la virgen le habla y que atienda una prioridad, un imperativo social: la seguridad.
¡Recórcholis, Rosa Icela!
Mire usted.
Xóchitl Gálvez ha insistido al licenciado presidente que deje de hacer campaña en favor de su favorita, la de la mochila guinda y peinada con limón, y se ponga a trabajar.
Lea usted lo que, respecto de la postura de Maru Campos declaró ayer, en Veracruz la precandidata de la coalición Fuerza y Corazón por México:
“(…) Y lo que yo le he dicho al presidente: ¡póngase a trabajar, deje de estar metiéndose en la elección, deje de ser el jefe de campaña de su corcholata y póngase a resolver los problemas de los mexicanos.
“Ya estuvo suave, ya estuvo suave que los gobernadores sólo si le caen bien los apoya y si no le caen bien los abandona.
“Entonces: todo, todo mi respaldo a Maru Campos por su valentía, por su decisión de reclamarle (a López Obrador). Ojalá otros gobernadores tuvieran las agallas de Maru Campos para decir las cosas como son”.
Y, bueno, resulta que el dicharachero licenciado López Obrador, quien bautizó a su humilde rancho en Palenque como “La Chingada” y que ha mandado ¡al carajo!, a instituciones y a opositores, de pronto resultó parte de las buenas conciencias y con la piel delgada.
Por poco y se santigua en plena mañanera de ayer miércoles. No se vaya a reír, porfis.
Diana Benítez, reportera del periódico El Financiero, planteó y requirió respuesta a Su Alteza Serenísima:
–Ayer ya decía que la oposición no suelta la línea de la violencia. Ayer la gobernadora Maru Campos pidió que el gobierno ya atienda el tema de inseguridad y que deje de hacerse, y emitió una grosería que no voy a repetir aquí (por poco y se persigna doña Diana). ¿Qué le responde?
También, Rubén Moreira decía que era grosero que los estados donde gobierna Morena, pues son los que más concentran homicidios.
¿Su respuesta a estos posicionamientos? —planteó la colega.
—Nada, nada, nada –pretendió escurrir el licenciado presidente y puerilmente zanjó:
“No, cuando hay groserías no, cuando hay groserías no. No, no, no, ese es el lenguaje de otros, y tampoco me quiero meter en asuntos.
“Antes hasta se llegaba a considerar progre buena ondita, progre buena ondita a los que decían groserías y más si eran mujeres, y todo mundo les celebraba. No, no hay necesidad de eso, por eso no respondo a esas cosas.
“Y es también cuestión de la temporada, como hay elecciones. Pero la mañanera tiene su prestigio, no es cualquier cosa, todos quisieran aquí que les ayudáramos haciéndoles propaganda, pero no. No, ahí está Ciro y Loret. Aquí es otra cosa”.
O sea, primo hermano, ¿te lastima que digan que tu gobierno se hace pendejo porque no atiende a la inseguridad que cabalga por todo el país?
¿Sabrás, el culto inquilino de Palacio Nacional, que pendejo, en Colombia, por citar un referente, quiere decir tonto?
Pero, vaya, pongámoslo en mexicano como lo refirió Maru Campos y sabemos la connotación del adjetivo y preguntemos cómo llamar a la actitud asumida por la autoridad federal constitucionalmente obligada a velar por la seguridad de los habitantes de la república mexicana, frente a lo que ocurre lo mismo en localidades y carreteras de Ciudad Juárez, Tijuana, Petatlán, Uruapan, Tierra Caliente, la Montaña, Salvatierra, Poza Rica, Oaxaca, Puebla, Estado de México, Zacatecas y…
¡Recáspita, García Luna!
La colega Diana Benítez prosiguió en la mañanera de ayer:
—Presidente, también, la semana pasada integrantes de un grupo indígena en Jalisco difundieron un video en el que le exigen justicia ya no al gobierno, sino al propio ‘Mencho’, por aumento de extorsiones, de secuestros ahí en Jalisco.
¿Qué opinión le merece de que ya la población esté buscando ayuda de los propios líderes del crimen organizado?
—Hay que ver la autenticidad de esos videos y de la información, porque no se sabe quién sube a la red eso. Hay que ser precavidos, no caer en trampas. Nosotros no tenemos ninguna solicitud de comunidades, o sea, que nos haya llegado alguna solicitud, pero sí sé del video, porque los promueven en las redes.
Hay que estar atentos nada más. Pero lo mismo, o sea, si aquí hablamos de eso, les hacemos el juego, el caldo gordo –respondió el licenciado presidente y se salió por la tangente.
–¿No hay necesidad de pedir ayuda a líderes del crimen organizado? El gobierno debe garantizar… –insistió Diana, pero el Duce, que todo lo sabe y lo que no lo inventa le respondió:
“No, pues ya lo hemos dicho muchas veces, no tiene por qué apoyarse a ningún grupo del crimen organizado, de la delincuencia”.
A ver, a ver, licenciado, no le preguntaron si debe apoyarse a grupo alguno del crimen organizado. ¡Cuidado con sus fantasmas!
Sí, como citó el doctor Julio Frenk, secretario de Salud en el gobierno de Vicente Fox, en el ocaso no es momento de ocurrencias.
¡Ah!, pero el licenciado López Obrador se echó la puntada, de decir que, “la verdad es que es notorio que la gente está contenta. Yo recuerdo que, a estas alturas, hace seis años, se hablaba del mal humor de la gente, ahora no hay mal humor, no hay mal humor de la gente.
¡Recontra! Nos están madreando, pero recibimos de buen humor los madrazos. ¡Buena ondita, Maru Campos! ¿A poco no, Drakko? Digo.
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