Yo no recuerdo otro momento igual en la conducción del Poder, del Sistema mexicano.
Un momento en que las dos principales alternativas hacia la presidencia del país para el sexenio 2024-2030 son mujeres -la opositora Xóchitl Gálvez y la oficialista Claudia Sheinbaum– y que los cinco cargos de los cuales depende una transición legal y pacífica sean ocupados igual por mujeres:
– Guadalupe Taddei, presidenta del INE
– Mónica Soto, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
– Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia.
– Marcela Guerra, presidenta de la Cámara de Diputados, y;
– Ana Lilia Rivera, presidenta del Senado mexicano.
Cada una con sus edades e historias personales particulares, afiliaciones e ideologías, experiencias profesionales y políticas distintas, son quienes hoy deberán enfrentar desde sus encargos, sometidas a presiones de todo tipo y al ejercicio de responsabilidades -que podrían calificarse de históricas-, a esta verdadera transición.
Con toda clase de presagios y proyecciones, análisis y tendencias enfrente, de ellas y sus cargos dependerá darle curso a lo que se presente.
Con el único discordante enfrente llamado Andrés Manuel López Obrador, de ellas dependerá darle institucionalidad, legalidad y paz al proceso electoral y luego legitimidad a la nueva presidencia de México, así como a la integración de las Cámaras de Diputados y Senadores y a las 9 gubernaturas -incluida la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México- y a los otros miles de cargos desde alcaldías y diputaciones y regidurías en todos los estados.
Un momento único sin antecedentes en México.
Todas y cada una de ellas -en sus cinco cargos- tendrá sin duda que operar y dar repuestas a las anunciadas y nada sorpresivas reacciones que podría tener el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien nunca en su vida ha reconocido resultado electoral alguno, incluso en los que ha ganado.
Las más expuestas desde mi punto de vista, por sus posiciones y antecedentes, son Guadalupe Taddei, presidenta del INE y Mónica Soto, presidenta del Tribunal.
Ambas cargan con la suspicacia y con elementos cercanos al lopezobradorismo que hacen dudar de su equidad e independencia.
Sus hechos y decisiones en los siguientes 2 meses dirán si esas suspicacias tenían bases o no.
No se necesita ser un especialista o un experimentado politólogo para entender que la paz social y la gobernabilidad -el futuro de México- dependerá de ellas, esencialmente.
Las cinco jugarán un papel como nunca lo ha jugado otra mujer en el poder en México.
ANA LILIA RIVERA, PRESIDENTA EN LA PERMANENTE
A la morenista tlaxcalteca Ana Lilia Rivera, presidenta del Senado y aspirante a la reelección le tocará además conducir a la Comisión Permanente durante eñ proceso electoral del 2 de junio y hasta fines de agosto que llega la siguiente legislatura.
En ese entretiempo le va a tocar presidir las sesiones que se convierten tradicionalmente en foros muy álgidos de debate electoral y postelectoral porque ya prácticamente no se presentan ahí cuestiones parlamentarias.
En este tiempo a la senadora Rivera la acompañarán los senadores morenistas Omar Holguín, Mónica Fernández, Gabriel García, Antares Vázquez, Navor A. Rojas, Reyes Flores, Israel Zamora y los sustitutos César Cravioto, Martha L. Micher, Imelda Castro, Lilia M Valdez, José R. Enríquez, Raúl Paz, José Narro y Ricardo Monreal.
Por el PAN estarán Julen Rementería, Lilly Téllez, Kenia López y José E. Bermúdez; por el PRI, Mario Zamora, Beatriz Paredes, Manuel Añorve y Nancy de la Sierra. Por MC, la expriista y salinista Claudia Ruiz Massieu, Ruth A. López, Clemente Castañeda y el patrón de todos ellos, Dante Delgado. Por el Verde, María G. Gaitán y Raúl Bolaños. Por el PT, Geovanna Bañuelos y Joel Padilla y por PRD Miguel Ángel Mancera y Emilio Álvarez Icaza. Por el inexistente PES, Sasil de León y Elvia Mora.
JUANITA CARRILLO, ¿A CUAUTITLÁN?
El proceso electoral en el Estado de México transita en medio de jaloneos y desencuentros partidarios, especialmente dentro de Morena, donde el jefe del grupo Texcoco, el senador Higinio Martínez anda peleado y muy enojado con Mario Delgado gerente de Morena porque no lo dejaron ni siquiera proponer candidatos.
En el PRI las cosas no andan mejor y el PAN de plano está roto, dicen quienes saben de eso.
El poderoso PRD de otros tiempos, con decenas de diputados y alcaldes estatales, ahora apenas pinta y busca que no le vayan a retirar el registro.
En medio de eso los candidatos jalan cada uno para lo suyo y en esos anda Juanita Carrillo en la búsqueda de la alcaldía del emblemático municipio de Cuautitlán, donde surge como la figura predominante.
Los sondeos y encuestas indican que su respaldo ciudadano es alto en confianza por parte de sus posibles electores.
La preferencia marcada por los votantes refleja la búsqueda de un giro de dirección que represente sus actuales intereses y aspire a un nuevo progreso para Cuautitlán.