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Es cuestión de números y sus porcentajes

Mantener la democracia y del estado de Derecho en México en estos momentos se antoja ilusorio.

El embate en contra del presidente Andrés Manuel López Obrador con el uso inusitado de todos los poderes del Estado sumados a los de Morena, PT y Verde, que surgieron absolutamente dominantes en la elección reciente, sumados a un INE colonizado y a un Tribunal Electoral Federal incompleto y absolutamente cargado a su favor, asemejan a una motoneta a punto de ser arrollada por una enorme locomotora.

Ser atropellados o no depende de circunstancias e intereses no tan favorables ni para el mantenimiento del INE, el Tribunal Electoral ni los diputados y senadores pluris ni de la Suprema Corte ni de jueces y magistrados que forman el intrincado Poder Judicial.

En fin que todo eso hoy depende que AMLO y sus partidos Morena, PT y Verde logren que el Tribunal Electoral resuelva primero a favor del oficialismo las impugnaciones presentadas por la oposición en contra de candidatos al Congreso de Morena, PT y Verde.

Y que luego sancione a su favor el reparto de pluris, que la oposición señala como inconstitucional porque en lugar del 8% de sobrerrepresentación aceptada en la Constitución, los partidos del Gobierno quieren agandallarse hasta un 20% para así llegar a una mayoría calificada en diputados y senadores lo que les permitiría realizar sin obstrucciones opositoras cambios a la Constitución.

Todo este embrollo se deberá resolver antes del 23 de agosto próximo según marca la agenda electoral.

Apenas 8 días antes del arranque de la siguiente legislatura.

Es así que hoy nuestra incipiente e imperfecta democracia, y el igualmente perfectible Estado de Derecho como lo conocemos hasta hoy, penden de un juego de asignación de diputados y senadores.

En el primer caso AMLO, Morena, PT y Verde necesitan que el Tribunal Electoral les asigne 335 diputados y en el segundo 85 senadores números que les permitiría finalmente aprobar las reformas que quiere el mandatario.

Cosa pues de números y sus porcentajes.

MOMENTO CÚSPIDE DE MÉXICO

México vive hoy un momento único en el que todos los cargos cupulares son ocupados por mujeres.

La conducción de los Tres Poderes de la Unión son ocupados por mujeres.

En la presidencia de la República está hoy ya Claudia Sheinbaum como presidenta electa mientras que en los otros poderes, el Legislativo y Judicial los conducen:

–       Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia.

–       Marcela Guerra, presidenta de la Cámara de Diputados;

–       Ana Lilia Rivera, presidenta del Senado mexicano.

A quienes debemos sumar a:

–       Guadalupe Taddei, presidenta del INE, y;

–       Mónica Soto, presidenta del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

De ellas depende, ni que decirlo, la conducción de México por la vía institucional en estos momentos de incertidumbre y malos presagios.

El primer gran escollo por resolver es sin duda Andrés Manuel López Obrador.

De ellas dependerá darle institucionalidad, legalidad y paz al proceso post-electoral y luego legitimidad a la nueva presidencia de México, así como a la integración de las Cámaras de Diputados y Senadores.

Un momento único sin antecedentes en México.

Todas y cada una de ellas tendrá sin duda que operar y dar repuestas a las anunciadas y nada sorpresivas reacciones que tiene todos los días el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Las más expuestas son creo Norma Piña, presidenta de la Corte y Claudia Sheinbaum quien ya se ha convertido en el Pinocho de AMLO.

Esa exposición como presidenta juanita que puede ser sustituida en cualquier momento, que solo está para decir lo que le ordenan y firmar lo que le indican, la va a desgastar muy muy rápido ante los mexicanos y el resto del mundo.

Con tres o cuatro giras más como la del fin de la semana anterior, en que fue placeada por AMLO como su presidenta asistente, y Claudia Sheinbaum va a tener el reto de ir a un rompimiento más contundente con su dueño.

Mal pintan sus escenarios.

MUJERES AL PODER, COMO PAGO A DEUDA HISTORICA

Para la senadora tlaxcalteca Ana Lilia Rivera el voto por las mujeres representa la reivindicación de derechos largamente anhelados  largamente anhelados y fruto de la lucha de quienes pugnaron porque se alcanzara la paridad política de género.

Lo que hoy ocurre en México a favor de las mujeres, agregó, es que por primera vez en 200 años “el pueblo, que impulsa la revolución de las conciencias, está pagando la deuda histórica con las mujeres”.

Recordó que no es casual que este año los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial son dirigidos por mujeres.

“Tenemos la responsabilidad de demostrarle a la sociedad que no llegamos por una graciosa concesión, que no llegamos por ser una moda, que llegamos porque lo merecemos, que llegamos porque somos capaces”, indicó.

En este sentido, consideró que las mujeres deben gobernar “con cabeza, corazón y carácter”, porque, dijo, “ejercer el poder más alto en todos los poderes, en el Legislativo, en el Ejecutivo y en el Judicial, ahí nuestro quehacer es la reivindicación, la trascendencia, la congruencia y la permanencia”.