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EL NEPOTISMO ELECTORAL

Benito Juárez fue gobernador de Oaxaca en seis ocasiones, su primer mandato fue de un día, el segundo de un año, el tercero de mes y medio, el cuarto de dos meses, el quinto de tres años y fracción, y el sexto de casi dos años. El legado del benemérito le sirvió a su hijo Benito Juárez Maza para que también fuera gobernador de Oaxaca en 1911 y 1912.

Situación parecida ocurrió en Michoacán, el General Lázaro Cárdenas fue gobernador de ese Estado en 1920, solo dos meses, pero después cuatro años, de 1928 a 1932. El prestigio de Tata Lázaro le sirvió al hermano Dámaso para que fuera gobernador de 1950 a 1956, y luego al hijo Cuauhtémoc quien fue gobernador de 1980 a 1986 y hasta al nieto Lazarito quien también fue gobernador
del 2002 al 2008. Cuando Manuel Ávila Camacho era presidente de la República, su hermano
Maximino era gobernador de Puebla y su otro hermano, Dámaso, alcalde de la capital poblana, de hecho Dámaso también fue gobernador de 1951 a 1954.

Y en Hidalgo no cantan mal las rancheras, Javier Rojo Gómez fue gobernador de
1937 a 1940, le entregó el mando a su cuñado José Lugo Guerrero, posteriormente el hijo Jorge Rojo Lugo fue gobernador de 1975 a 1976 y de 1978 a 1981, luego el sobrino Adolfo Lugo Verduzco de 1987 a 1983 y finalmente el otro sobrino Humberto Lugo Gil de 1998 a 1999.


El Licenciado Miguel Alemán fue gobernador de Veracruz de 1936 a 1939 y su hijo Miguelito de 1998 al 2004. Más recientemente está el caso de los Murat, padre e hijo, en Oaxaca; los Américos Villarreales, padre e hijo, en Tamaulipas; los Sabines, padre e hijo, en Chiapas; los Echevarría, padre e hijo, en Nayarit; los tres del Alfredos del Mazo, padre, hijo y nieto, en el Estado de México; los hermanos Moreira en Coahuila; o los hermanos Monreal en Zacatecas, solo por mencionar
algunos.

Y como olvidar a Rafael Moreno Valle de Puebla que le heredó la silla a su esposa; o a Alfonso Sánchez Anaya de Tlaxcala y Antonio Echevarría de Nayarit que quisieron hacer lo mismo pero afortunadamente no lo lograron. Pero los casos de nepotismo más escandalosos fueron los de López Portillo y Salinas de Gortari; López Portillo nombró a su hijo Subsecretario, a su hermana Directora de RTC y a su novia Secretaria de Turismo. Salinas empoderó a su hermano Raúl como Director de Diconsa pero en los hechos le delegó un poder impresionante.

Si el tema lo bajamos al ámbito municipal la cosa se pone peor, son incontables los alcaldes de todos los partidos que no han podido resistir la tentación de aprovechar el poder para encumbrar o enriquecer a sus familiares; o por lo menos meterlos a la nómina.

En los ochentas Miguel de la Madrid emprendió una cruzada denominada “La Renovación Moral de la Sociedad”, metió a la cárcel al negro Durazo y al ex Director de Pemex, creó la Secretaría de la Contraloría, hoy Función Pública, e impulsó la prohibición legal del nepotismo; la cruzada duró un sexenio, sus sucesores, priistas y panistas, se hicieron de la vista gorda y el fenómeno nepótico
hoy está peor que nunca.Por todo ello, celebro la iniciativa de la presidenta Sheinbaum de prohibir en la Constitución que un servidor público de elección popular le herede el hueso a un pariente, no se vale que los denominados “fieles de la balanza” con su poder político y los programas y recursos que manejan inclinen la balanza a favor de su parentela.
No son pocos los que afirman que la iniciativa tiene dedicatoria, por supuesto que la tiene, va dedicada a quien le quede el saco, por ejemplo a la gobernadora de Guerrero que le quiere dejar la estafeta a su insufrible padre Salgado Macedonio, ni lo mande Dios.