El pasado domingo, el Consejo Nacional de Morena dio un paso crucial para fortalecer la transformación del país: aprobó los nuevos Lineamientos para el Comportamiento Ético que deberán seguir representantes, militantes y protagonistas del cambio verdadero. Este acuerdo no es un simple reglamento; es una reafirmación del alma de nuestro movimiento, una brújula moral que guía el segundo piso de la Cuarta Transformación, ahora bajo el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
Los lineamientos consolidan pilares esenciales de la Cuarta Transformación: la austeridad republicana como forma de vida, la erradicación del nepotismo, la independencia frente a poderes fácticos, el respeto entre la militancia, la prohibición del uso faccioso de los recursos públicos y la promoción de una democracia verdadera, sin acarreos ni simulaciones. Con ellos, Morena marca un parteaguas: no permitiremos que los viejos vicios se cuelen en el nuevo proyecto de nación.
En Zacatecas, estos lineamientos no nos resultan ajenos: se enlazan directamente con la visión de nueva gobernanza del gobernador David Monreal Ávila. Aquí estamos consolidando un modelo que pone al pueblo por delante, que prioriza la justicia social, la honestidad republicana y la transparencia. La nueva gobernanza es también nueva ética.
Desde la Legislatura del Estado, quienes formamos parte de Morena asumimos con responsabilidad este mandato. No se trata solo de legislar con honestidad, sino de vivir con congruencia. El poder, como lo decía el Licenciado López Obrador, solo cobra sentido cuando se pone al servicio de los demás.
Estos nuevos lineamientos marcan el camino para que la Cuarta Transformación no solo sea una etapa de cambios estructurales, sino una verdadera revolución moral. Porque sin ética no hay transformación duradera.
Hoy más que nunca, hacemos nuestra la convicción de que el poder no se usa para imponer, sino para servir. Y eso —en tiempos de esperanza— es lo que nos hace diferentes.