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LA DENUNCIA DE MORENA AL OBISPO

 

Por: Arturo Nahle García

El catolicismo fue introducido a estas tierras por los españoles desde 1519, sin
embargo ya como nación independiente rompimos relaciones con la Santa Sede
después de que, entre 1856 y 1861, Benito Juárez confiscó propiedades
eclesiásticas, disolvió las órdenes religiosas y desde la Constitución decretó la
separación de la iglesia y el estado.
Algunos de los poderes de la iglesia fueron reinstalados por Porfirio Díaz, fue así
como en 1904 la Santa Sede designó un nuncio apostólico en México.
Concluida la revolución, el presidente Plutarco Elías Calles promulgó en 1926 una
ley que, entre otras cosas, erradicó todos los bienes personales de las iglesias,
cerró las que no estaban registradas y prohibió a los clérigos ocupar cargos
públicos. Muchos creyentes de las zonas rurales se levantaron en armas en lo que
se conoció como la Guerra Cristera.
No fueron pocos los sacerdotes fusilados al grito de “Viva Cristo Rey”, 25 de ellos
fueron beatificados y después canonizados, seis de ellos zacatecanos.
El conflicto llegó a su clímax en 1928 con el asesinato de Álvaro Obregón, se dijo
que atrás del magnicidio estuvo la iglesia, concretamente la Madre Conchita; para
acabar con las hostilidades el presidente Emilio Portes Gil decretó en 1929 una
tregua consistente en que la ley permanecería promulgada, pero no se haría
cumplir, solo así terminó la Cristiada; sin embargo la tensión subsistió en algunas
regiones como Tabasco donde el gobernador Tomás Garrido Canabal organizaba
eventos públicos para quemar santos y crucifijos.
En 1974, el presidente Luis Echeverría fue el primer jefe del estado mexicano en
visitar la Santa Sede y en 1979 Juan Pablo II fue el primer papa en visitar nuestro
país, regresó en 1990, pero en esas dos visitas pastorales ni López Portillo ni
Salinas de Gortari lo recibieron con los protocolos diplomáticos propios de un Jefe
de Estado.
Después de 130 años de divorcio político, en 1992 restablecimos de manera
formal relaciones diplomáticas con El Vaticano y se restauraron algunos derechos
civiles a la iglesia y sus ministros. Para celebrar la reconciliación, Juan Pablo II
regresó en 1993, Zedillo lo recibió nuevamente en 1999 y Fox en el 2002, quien
además de asistir a la canonización de Juan Diego asistió al funeral del papa en
abril del 2005.

Benedicto XVI vino a Guanajuato en el 2012 y el papa Francisco en el 2016, tanto
Calderón como Peña Nieto los recibieron con todos los honores. Como olvidar
cuando en Ciudad Juárez el papa argentino dijo a la prensa que "una persona que
piensa en construir muros no es un cristiano", la declaración le cayó como bomba
a Donald Trump.
En marzo del 2019 López Obrador le pidió al Rey de España y al papa que
pidieran perdón a los pueblos originarios por los abusos cometidos en la
conquista, nadie le informó al Peje que tres papas ya lo habían hecho (en
República Dominicana, Brasil, Bolivia y Chiapas); en cambio este 12 de diciembre
la presidenta Sheinbaum invitó al papa León XIV para que el próximo año visite
esta nación profundamente guadalupana.
Así las cosas, sorprende la denuncia presentada por el presidente local de Morena
en contra del Obispo de Zacatecas Sigifredo Noriega por haber declarado que
“existen sectores desatendidos por la 4T, prueba de ello –dijo- son las
múltiples manifestaciones que se han registrado en los últimos meses”.
El Obispo reconoció los beneficios de los programas sociales, pero enfatizó en la
necesidad de voltear a ver a quienes denominó “los damnificados de la Cuarta
Transformación”. Recomendó atender temas como la producción nacional,
la generación de riqueza y el crecimiento económico “eso no es cuestión del
capitalismo -dijo- es cuestión de sobrevivencia”.
Finalmente hizo un llamado a las autoridades para escuchar las inquietudes de la
ciudadanía expresadas en las protestas sociales, pero también a los
manifestantes para que procuren no afectar a terceros durante sus protestas, “los
ciudadanos terminan siendo tomados como rehenes y eso es éticamente
inaceptable”.
El artículo 130 constitucional prohíbe a los sacerdotes asociarse con fines políticos
y realizar proselitismo a favor o en contra de candidato, partido o asociación
política alguna; tampoco pueden en reuniones públicas, en actos del culto o de
propaganda religiosa, oponerse a las leyes del país o a sus instituciones; eso
jamás lo ha hecho nuestro Obispo.
Pretender privarlo a él o a cualquiera del derecho humano a la libre manifestación
de ideas y opiniones, incluso llamarlo mentiroso y pecador, no solo es un
despropósito, es una verdadera estupidez !

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