Jimena Black
Actualmente existe una rama de diseño para cada pequeña cosa que sucede en un día común y corriente, cada tipo de diseño se divide cada vez en más vertientes que tienen como fin común simplificar la vida de las personas.
En épocas anteriores, se hubiera considerado que sólo se puede modificar o simplificar la vida de maneras tangibles, sin embargo, ahora el cambio intangible es igual o mayor que el tangible. De hecho, es la parte que muchas veces no podemos ver la que hace crecer y mejorar constantemente el diseño, un ejemplo de ello es el uso de tecnologías innovadoras que hacen posible la construcción de edificios autosustentables.
El diseño está ganando cada vez más terreno y reconocimiento dentro de la sociedad gracias a diseñadores como Philippe Starck, Zaha Hadid y Paula Scher, entre muchos otros. A la vez que adquiere mayor conocimiento por centrarse cada vez más en lograr un cambio social a diferentes escalas, desde generar espacios recreativos para mejorar la apariencia de las ciudades y fomentar la convivencia de los habitantes, hasta el diseño e implementación de productos que mejoren la calidad de vida globalmente. Un concepto que pocas personas fuera del área del diseño apenas empiezan a conocer es el de Diseño de experiencias y servicios en el cual los diseñadores fungen como investigadores y creadores de procesos y sistemas para realizar y simplificar tareas de la vida cotidiana. El diseño de servicios va desde una aplicación para dispositivos móviles o la creación de una nueva compañía de telefonía hasta recopilación de información que pueda ser de utilidad. Mientras que el diseño de experiencias no solamente se basa en la generación de algo que vaya a tener un uso, sino en diseñar una experiencia tiene que ver con la interacción del usuario con el producto o servicio. Se debe tomar en cuenta la experiencia que obtendrá el usuario al adquirir un producto o servicio, por ejemplo, cuando compras una computadora (producto) lo que buscas es que sea fácil de usar y pueda ser personalizable hasta cierto punto (experiencia).
Un ejemplo más específico es Uber, en sí es un servicio en el que no sólo el diseño de la interfaz de la aplicación está basado en que sea fácil para el usuario pedir un “taxi privado”, sino que los autos y la manera en que el conductor te atienden aumentan el valor agregado que genera una mejor experiencia, haciendo que el usuario prefiera pagar un poco más por usar un Uber porque da una mejor experiencia que un taxi común. Estos son claros ejemplos de cómo el diseño puede utilizarse para generar cambios en el comportamiento de la sociedad y así puede usarse para mejorarla, por lo que ahora existe lo que algunas personas consideran como una rama del diseño: el diseño social o diseño humanitario.
The nomads bus, ejemplo de diseño de servicio. Es un autobús convertido en hostal manejado por una pareja que lleva a viajeros a recorrer una ruta a lugares poco usuales en Europa.
Diseño social es un término que se usa para denominar el trabajo de los diseñadores de todas las áreas que se centra en generar cosas para resolver problemas humanitarios y sociopolíticos, sin embargo, el término genera controversia ya que al crear espacios, objetos, servicios o publicaciones con fines humanitarios se obtienen cosas que no nos benefician como individuos sino que nos dividen en grupos comunes o nos “generalizan”. Entonces, ¿el diseño humanitario contradice los principios del diseño al enfocarse en unificar grupos sociales quitándoles individualidad a los miembros de estos grupos? ¿Realmente innova el diseño que dice tener fines sociales?
El diseño gráfico, de la mano con industrial, arquitectura y urbanismo, puede ayudar a mejorar la apariencia de un lugar con sólo cambiar la tipografía o colores utilizados en su publicidad, esto se puede aplicar al diseño de la imagen de, por ejemplo, una ciudad. La aplicación del diseño de manera consiente y responsable desembocaría en la creación de un tipo de ciudad más eficiente que puede incrementar la calidad de vida de sus habitantes. Esto puede ir desde la organización de las calles, mejoramiento de espacios públicos recreativos y hacer más llamativos los lugares que promueven la cultura; hasta la aplicación de materiales y energías sustentables en la construcción o creación de objetos/servicios y la edición de los libros de texto que se utilizarán en las escuelas.
Lamentablemente la mayoría de los diseñadores aspiran solamente a dedicarse a generar diseño tangible gracias a que la concepción que se tiene popularmente del diseño es que diseñar es crear objetos que tengan apariencia agradable para el usuario u objetos que satisfagan necesidades; sin embargo, el diseñador no sólo crea para satisfacer necesidades existentes sino que crea las necesidades, por ejemplo, un iPhone no es algo que las personas necesiten para mejorar su calidad de vida pero al generar cierto estatus social, los usuarios sienten la necesidad de adquirirlo.
Algo similar ocurre con el diseño humanitario, en el cual también se pueden involucrar varias áreas del diseño, muchas veces se diseña para “solucionar” problemas que se encuentran del otro lado del mundo en lugar de centrarse en cambiar las condiciones del entorno inmediato. Algunos diseñadores dedicados a esto consideran que el diseño humanitario es un tipo de propaganda, por lo que diseñadores como Emily Pilloton hablan de llevar el diseño a lugares donde marcará una diferencia real y perdurable, y para esto es necesario un equipo interdisciplinario que además de diseñadores incluye gente especializada en la construcción y ciencias sociales.
Uno de los proyectos de Project H Design fue rediseñar el sistema de transporte de agua Hippo Roller en el Sur de África.
A veces es difícil imaginar cómo el diseño afecta nuestras vidas ya que estamos acostumbrados a vivir, al menos las nuevas generaciones, adaptándonos de manera casi inmediata a la innovación continua. ¿Usar aplicaciones como Instagram para guardar momentos, enviar un correo o utilizar un nuevo aparato electrónico realmente genera alguna diferencia a gran escala? Según investigaciones de ESPN, la respuesta es sí, estas “pequeñas” acciones generan cambios que no imaginamos. El ejemplo del que más hablan es de cómo gracias a Tinder los jugadores de la NBA consiguen más citas, “Uno ya no tiene que dejar su casa para ir a la fiesta, ahora la fiesta viene a ti”.
Los inicios siempre son estimulantes!
Gracias por haceros eco de la importancia y valor del Diseño Social. El diseño social requiere habilidades que abren el proceso creativo a la participación colectiva para una cultura que imagina y realiza su propio futuro. Ese es el corazón de esta nueva y poderosa herramienta para los negocios. Al igual que las empresas necesitan productos y procesos sostenibles, tienen que incluir la sostenibilidad de las personas con las que se relacionan y de la sociedad para tener éxito. Por suerte, hay cada vez más ejemplos de compañías que están cambiando el juego a su favor mediante el uso del diseño social.