En el diccionario encontramos la siguiente definición de Intolerancia: “Actitud agresiva contra las personas que profesan diferentes ideas religiosas o políticas”.
Los medios de comunicación, los radiofónicos o los televisivos, siempre se han adelantado a las noticias impresas ¡Obvio, para qué, si no, está la tecnología! Miles de ejemplos pueden darse en los cuales se ve, se oye e informa de una agresividad desatada. ¿Intolerancia o putrefacción de la sociedad?
Por citar sólo dos ejemplos recientes (no se incluye aquí la guerra del crimen organizado contra las fuerzas federales), vimos en el primero de ellos, a dos individuos qué desde sus respectivos autos, discutían ¿De qué? ¡No importa! En un “alto”, el conductor del auto que quedó detrás, se bajó con una pistola en la mano. Al llegar al auto de adelante, fue recibido con un tiro que le dio el otro conductor que lo privó de la vida.
En el segundo, un sujeto que comía tacos en un puesto callejero, discutió con el joven taquero. ¿De qué? ¡No importa! Sacó una pistola y disparó hasta en dos ocasiones hiriendo al joven. ¿Intolerancia?
Sólo dos ejemplos bastan para hacernos pensar en los resultados catastróficos que nos esperan cuando estuvimos viendo en las pseudo pre campañas, como estas empezaron a subir de tono. ¡Intolerancia! Aunque habrá quien diga que no exista relación entre ambas situaciones.
No voy a personalizar, pero me pongo a pensar (lo que ya es un logro) qué nos espera con un presidente intolerante, que no respete nuestras ideas religiosas o políticas; que descalifique con antelación; que se irrite al grado de repetir hechos como los del 68 o los del 71.
¿Se imaginan si esto sucediera en nuestro México? Sólo habría de dos sopas y una ya se habría terminado. Jóvenes y viejos votantes: no diré por quién votar, pero piensen, razonen su voto. ¿Queremos dictadores disfrazados o descarados, que nos gobiernen?
Analicen las propuestas de los “precandidatos” o candidatos y decidan quién le pondrá el cascabel al gato.