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De los Cambios

 

Para todos aquellos he hemos tenido la fortuna de vivir en dos siglos, el XX y el XXI, tenemos ahora la oportunidad de observar, cosa que los “milenios” no pueden, cómo han cambiado algunas cosas que no dejan de ser triviales, pero que dejaron honda huella en nuestra vida. Si tratáramos de hacer una lista, ésta sería interminable y quizá aburrida; por lo tanto, sólo mencionaré unas cuantas relacionadas con nuestra vida cotidiana.

Los teléfonos, primero de los que tenían que hacerse unas revoluciones para contactar a una operadora, luego a los alámbricos automáticos, y que ahora son pequeños adminículos de los cuales no nos podemos separar y que tan peligrosos se han convertido para los conductores de un vehículo.

El radio, pasó de ser el construido con bulbos, a las maravillas electrónicas actuales, y que se puede escuchar en los teléfonos inteligentes.

Los discos musicales, que pasaron de unos pesados elaborados con pasta, de 78 revoluciones por minuto y que transitaron por los “Extended Play” de 45 revoluciones por minuto, a los “Long Play” de 33 revoluciones por minuto, luego a los “cartuchos” y más adelante por los discos compactos “CD´s” y aunque aún en uso, pierden terreno por la tecnología que permite adquirir a través de la internet, música digital.

¿Recuerdan los viejos tranvías eléctricos? ¿los trolebuses? ambos en la ciudad de México, pues desaparecieron para dar paso a los “metrobuses”. En el hermoso puerto de Veracruz, fueron sustituidos por autobuses.

El cinematógrafo, en blanco y negro, con escasos efectos especiales y verdaderas joyas de actuación, que transitó a las grandes producciones en color, para llegar a las “grandes producciones” de efectos especiales con escasa actuación (Avengers Infinity War).

La población, que en la época del Presidente Adolfo Ruiz Cortines (“20 millones de mexicanos no pueden estar equivocados”), a la fabulosa cantidad de 120 millones en la actualidad.

¡Y qué decir de los automóviles? Los “fotingos” de los años 20; los que tenían que arrancarse con un “cran”. Ahora, la industria automotriz es capaz de construir vehículos que alcanzan los 300 kilómetros por hora; las pesadas carrocerías de lámina, fueron sustituidas por las de plástico o fibra de vidrio o aleaciones de carbón.

Y así sería interminable. Pero me falta uno último: los políticos.

Para terminar con los caudillismos o maximatos post revolucionarios, se crean los dos partidos más importantes en la actualidad: el Revolucionario Institucional y el Acción Nacional. Se perdió en el camino, lastimosamente, el que pudo ser el mejor, el Partido Comunista. ¿Quiénes recuerdan a Vicente Lombardo Toledano?

La visión de un país grande, limpio, honesto, competitivo a nivel mundial, también se perdió. Y los viejos políticos se llenaron de triquiñuelas y se hundieron en la corrupción; ¡eso si no ha cambiado! Nuestros políticos, con algunas excepciones, siguen la misma línea: la de la corrupción. ¿Ejemplos? La lista también sería interminable.

La izquierda también se hundió en la ignominia; de ser ejemplo de lucha social, pasó a ser poseedora de la verdad, de las “transas”, de las incongruencias, de las locuras, de las “ligas”, de los partidos familiares, etc.

México es un país grande no sólo por sus recursos, sino por su gente. Basta ya de la deshonra; de los “cochupos”; de los robos impunes de nuestros recursos; de las “reformas a modo”. ¿Hasta cuándo seguiremos aguantando? ¿Quién será el que le ponga el Cascabel al Gato?