Raúl Carballeda
Después de una larga semana de vacaciones, vuelve a sonar El Cascabel del Gato. Teníamos la intención de no referirnos más al pejedente, pero es prácticamente imposible.
Con seguridad que sus seguidores estarán de acuerdo en que el tirano en ciernes no ha sobrepasado su propio límite; pero no es así. No se conforma con pensar pasarse la Constitución por el arco del triunfo, sino que efectivamente lo hace. Empezamos con el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, seguimos con las licitaciones en Tabasco, la construcción del tren Maya y ahora toca al famoso memorándum. ¿Alguien sigue dudando de que su objetivo es la reelección o quizá más allá en ceñirse la corona de emperador?
El incremento en el desempleo, le vale un comino. Ya se va a vender el avión presidencial con lo que seguramente ´se tendrán más recursos para combatir la corrupción (si Chucha). Se terminará la bronca con Elba Esther al devolverle sus bienes que “injustificada y arbitrariamente” le fueron confiscados (si lo hicieron con Raúl Salinas, porque no puedo hacerlo yo, el todo poderoso). Las gasolinas no disminuyen de precio, pero es normal y será en el largo plazo, ya no es asunto de los diputados y “yo no les voy a fallar” (y nadie protesta)
Justifica todas las tarugadas de su gabinete, aunque él haya sido quien ordena las mismas. La prensa es “fifí” si no le conviene lo que expresa; su respuesta a cualquier cuestionamiento (cuando se atreven a hacerlo), siempre es la misma: salirse por la tangente y culpar a los gobiernos neoliberales anteriores por ser corruptos, ladrones, saqueadores y de todo lo malo que le dejaron. ¿Qué, no fue electo precisamente para eso?
Su equipo de legisladores a lo largo y ancho de los Congresos, sólo levantan el dedo a la menor señal del tlatoani. (Se suponía que el Legislativo era uno de los tres Poderes, ¿no?) Y cuando no es así, su estupidez se hace patente con todo desparpajo como la propuesta para prohibir la venta de cerveza fría. ¡Dios santo, dales un gramo de mostaza de inteligencia para que no sigan rebuznando!
Una senadora que, sin medir la longitud de su lengua, dice qué en el caso de los asesinados en Minatitlán, la prensa “maximiza” el hecho. ¡¡Hágame usted favor!! Estas y otras muchas burradas más, nadie en su juicio podría dejar de ignorarlas.
Así es el acaparador de imagen pública en su continua campaña electoral y sus huestes seguidoras. ¡Ya basta de tonterías!
¿Quién será el que le ponga el cascabel al gato?