Francisco Reynoso
*El PRI les abrió las puertas del poder, la corrupción los mandó a los cuarteles; AMLO les da dinero y poder
Ya se escucha el toque de diana. Los militares están de vuelta en la política nacional.
Los generales del Estado Mayor se cuadran ante su comandante supremo que les está pagando su lealtad con mucho más que amor.
El Caudillo López ha dado a las fuerzas armadas mucho dinero, la obra del aeropuerto de Santa Lucía, que también lo administrarán; tramos del Tren Maya, el manejo de las aduanas y los puertos.
Y eso es de lo que se sabe.
“Me han ayudado mucho; me hacen leve el peso de la carga”, argumenta el Caudillo.
Con esos antecedentes no debe asombrar el llamado que hizo el general secretario Luis Crecencio Sandoval para que los mexicanos, todos, se unan a la cuarta transformación.
El clarín de órdenes no sólo toca a Diana. También a retreta.
Pronto veremos a los divisionarios, como en los buenos tiempos del PRI, en gubernaturas, escaños del Senado y curules de la Cámara de Diputados. Y en embajadas.
En 1946, cuando el Partido de la Revolución de la Revolución se convirtió el PRI y los civiles tomaron las riendas del poder, se creó la organización Leandro Valle para administrar las tajadas de poder para los militares.
Llegaron a las gubernaturas de sus estados Fernando Pámanes en Zacatecas; Absalón Castellanos, Chiapas; Hermenegildo Cuenca, Baja California; Alfonso Corona del Rosa, Hidalgo; Graciliano Alpuche, Yucatán; Rogelio Flores, Nayarit; Eliseo Jiménez, Oaxaca y el almirante de marina, Miguel Ángel Barberena, en Aguascalientes.
Fueron incontables los uniformados que desfilaron por el Senado y la cámara baja.
Los “sorchos” -como el pueblo sabido llama a los soldados- tenían su cuota de candidatos, como la CTM, CNC y la CNOP.Pero apareció la maldita corrupción y mandó a los generales de vuelta a los cuarteles.Divisionarios como Jesús Gutiérrez Rebollo, Francisco Quiroz Hermosillo, Mario Arturo Acosta Chaparro y Javier Barquín Alonso, entre otros, dejaron al Ejército al margen de la política y cargos públicos. Pero el Caudillo tiene otros datos. La corneta toca a diana. Ahí vienen los militares de regreso. Traen en alto la bandera de la 4T. A ver quién los para.
La verdad es la verdad
Y no admite otros datos
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