Existen muchas definiciones de competitividad política o competitividad electoral, sin embargo hay dos aristas en las que se hace énfasis, la primera que tiene que ver con elecciones justas y competitivas, es decir que exista libertad para competir por el voto de los ciudadanos y que además no exista restricción de alternativas.
La segunda tiene que ver con el nivel de competencia, relacionado a fortaleza electoral o posibilidades de triunfo, podríamos decir entonces que una elección es competitiva cuando dos o mas fuerzas políticas obtienen resultados aproximados.
Para el caso de las elecciones del 2018 en nuestro país los partidos no solo tienen la posibilidad, sino que se encuentran obligados a que el factor competitividad de sus candidatos sea lo que prevalezca a la hora de postularlos, la democracia interna no en todas las ocasiones garantiza esa posibilidad de triunfo, en ocasiones la competitividad puede ser casi nula cuando se eligen pésimos candidatos.
A nivel federal, vemos como el PRI ha iniciado a mover sus cartas, presentando a José Antonio Meade como el prospecto con menos negativos, tratando de evadir la vulnerabilidad electoral del partido en el gobierno. Actualmente hay una altar percepción de que el partido gobernante puede perder las elecciones y que exista nuevamente alternancia. para el PRI este candidato representa la posibilidad de ser competitivos e incluso llegar a ganar la Presidencia de la República.
En Morena, sin lugar a dudas Andrés Manuel López Obrador representa la mejor alternativa de competencia, su posicionamiento en las encuestas que lo ubican como puntero y su trabajo de promoción política y organización electoral de muchos años lo ubican como el seguro abanderado por ese partido. Sin embargo la debilidad y fortaleza al mismo tiempo reside que al presidir su propio partido y ser él precisamente que tiene el control del aparato burocrático y el movimiento de vinculación social, la competencia interna no existe.
Para el caso del Frente Ciudadano por México, se percibe un gran riesgo y al mismo tiempo una gran oportunidad, elegir al candidato presidencial. Con la apertura del mercado electoral, la colación PAN, PRD y MC es competitiva por si sola, existe ese pluralismo político y esa fragmentación electoral, que con un candidato que emerja en la ruta crítica más corta y procesado correctamente podría tener posibilidades reales de triunfo. El Frente no puede darse el lujo de retrasar mas esa decisión, so pena de llegar muy divididos y desgastados.
A pesar de los intentos de polarización del aspirante de Morena entre esa fuerza política y la mafia de poder, el tablero nacional prefigura un escenario de competitividad electoral de 3 fuerzas políticas, donde podrían obtener resultados similares y donde el triunfo se podría dar por un margen estrecho de votación, a este aspecto se le llama diferenciación de alternativas políticas.
A nivel Zacateccas sería exactamente lo mismo, el riesgo latente de fracaso electoral se encuentra precisamente en la asignación de candidaturas por cuotas entre los partidos políticos que integran las coaliciones o a través de grupos internos.
De nadie es desconocido que los intereses son muchos y los espacios son pocos, de inicio el criterio de competitividad debería ser el primero a aplicarse por encima de el de supremacía política.
Se dice que un municipio o distrito tiene supremacía política por encima de otro, cuando los niveles de votación histórica y constante son mucho mayores al del resto que integran la coalición o alianza.
Sin embargo el elegir pésimos candidatos, podría ocasionar mermar significativamente hasta la derrota la competitividad electoral que se obtiene por la suma aritmética de los partidos coaligados. Esta recomendación es para el Frente Ciudadano por México capítulo Zacatecas.
Por último y no menos importante, los partidos han tenido la oportunidad de ser gobierno, y cuentan la mayoría con un grado de vulnerabilidad electoral, un mecanismo para “vacunarse” ha sido precisamente elegir candidatos ciudadanos, no tan vinculados con la vida interna de los organizaciones políticas.
Esto es un doble propósito, pues en la medida que incluyan en su lista de candidatos a ciudadanos, que además puedan ser competitivos electoralmente, las opciones políticas incrementan sus posibilidades de triunfo, sin lugar a dudas hablar de competitividad es hablar de querer ganar una elección.