PAULO GUILLÉN
Aunque cada vez menos, el titular del ejecutivo del estado de Zacatecas David Monreal, cuenta con voces críticas en los medios de comunicación, pero es evidente que desde su toma de protesta llena las agendas periodísticas de la capital del Estado -que no la de todos los municipios y gremios-, ahí, en los pequeños contextos, incluidos los sindicatos menos preciados por el Gobierno del Estado, crecen las exigencias que no se leen en los diarios. Pero ahí no es donde se ocupa de voces reflexivas.
Muy temprano en la nueva gobernanza, el bono de la esperanza y promesa de cambios que se firmaron de conformidad en las urnas que le dieron el triunfo al Gobernador, se agota por desiciones que se perciben apresuradas, dirá el radioescucha “¿apresuradas?, si aún no se llena el 100 por ciento de los asientos del funcionariado que le acompañará durante sus seis años de gobierno”; bueno, primero hay que decir que, de ninguna manera estamos ante nombramientos de seis años, o al menos así se percibe hoy.
No obstante lo anterior, tenemos que hablar, aunque no se encuentre en las agendas oficiales, del futuro inmediato del ejercicio fiscal que corre, porque desde el 7 de julio del presente año, una vez que se confirmó el triunfo de Monreal Ávila, dentro del proceso de entrega recepción se ordenó con efectos inmediatos, la parálisis de los gastos operativos del Gobierno del Estado y sus secretarías “por el inicio de la austeridad republicana”, sin embargo, dicha acción bien recibida por la sociedad, está a punto de mostar sus consecuencias.
Un sub ejercicio de al menos 50 millones de pesos tan solo en la Secretaría de Educación, nos puede dar una muestra de la dimensión del reto que se viene.
Tener que gastar esa cantidad en menos de un mes es un reto que muchos quisiéran enfrentar, pero si se trata de una dependencia pública, y no se logra gastar de forma aseada, ese reto, se convierte en un problema público muy serio; si no un problema, al menos en una responsabilidad que mal llevada, quedará ahí, como un negrito en el arroz del que nos vamos a acordar y posiblemente padecer en el 2022.
Imagine el radioescucha que al tratarse de participaciones federales, el subejercicio de los recursos asignados en 2021 para la administración pública del estado, representa un mensaje para la federación de que, simplemente no se ocupa tal cantidad de dinero, por consecuencia, para el siguiente ejercicio presupuestal inmediato, pues se entendería una reducción de recursos igual al no ejercido; es simple, si no se gastó es porque no se ocupaba, entonces, para que se habría de asignar tal presupuesto.
Mencionamos un caso que palidece ante la posible dimensión del problema, porque no es lo mismo comprar papel de baño, gel, productos de limpieza y otras -que suenen las comillas- “pequeñeces” que por el momento están pagando los padres de familia en las escuelas, que hablar de un subejercicio en las secretarías de Economía, Obras Públicas o Desarrollo ¿verdad que sí era necesario nombrar a tiempo a sus titulares?
Hacen falta voces reflexivas y autocríticas al interior del funcionariado, el Gobernador las tiene, están a sus disposición mujeres y hombres inteligentes a los que ya se les ha tomado protesta, que ya están a prueba y de los que se espera de ellas y ellos lo que no, de otros neo servidores públicos con amplia trayectoria política, pero escasa experiencia en el servicio público.
Los discursos acusatorios pueden venir después! Vale la pena perseguir y castigar la corrupción de cualquier funcionario sin importar los colores partidistas, es responsable hacerlo, y de acuerdo a los resultados de la jornada electoral de 2021, es deseable por la población, pero primero; lo primero.
El paralelismo de Zacatecas con la realidad mexicana es ya evidente, no estamos aislados del México que veíamos en televisión, pertenecemos a este maravilloso país, pero es imposible no voltear la mirada hacia nombramientos que ponen en duda el “ni cuates ni cuotas”, que pueden por su cercanía personal al ejecutivo, tomar desiciones incorrectas y apresuradas, antes de cuestionar una acción administrativamente equivocada, para no poner en duda su lealtad y la relación personal.
Pero ese será un tema para futuras ocasiones.
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Hasta la próxima
