Sobra comentar todo lo dicho acerca de la verborrea, y exabruptos, y acciones que ha tomado el flamante (¿) presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Muchos de esos temas causaron y siguen causando inquietud, temor, escozor, enojo, etc.
Hoy sólo me referiré brevemente a su decisión sobre los extranjeros indocumentados en su país, con referencia particular a los “dreamers”. Criticado a más no poder por legos e ignorantes de la materia, no deja de tener cierta razón, si lo vemos desde el punto de vista de la aplicación de la ley en el país del norte.
Haciendo un paréntesis, recientemente en la capital del Estado de Querétaro, se detectaron y detuvieron a “ilegales piratas” mexicanos, que se hacían pasar por centroamericanos para solicitar ayuda económica. (¡los mexicanos somos buenos para todo!). Aún más, en diversos municipios de Querétaro, pulula una cantidad cada vez mayor de ilegales, transitando sin ningún problema por nuestro territorio. Huelga decir que algunos muestran un supuesto permiso de las autoridades migratorias.
¿Qué hace nuestro gobierno para tomar acciones que eviten esta situación? ¡Por supuesto que nada! Por el contrario, se hacen de la vista gorda, pero eso sí, critican a Donald Trump que aplica la ley para proteger a su país. En cuanto a los “dreamers”, Luis Videgaray ha manifestado que México tiene capacidad para recibir a 800 mil ilegales. ¿Qué se les va a proporcionar, si cuando mucho según ha dicho Peña Nieto en su último informe, se crearon en lo que va de su administración tres millones de empleos?
El Gobierno federal ve la paja en el ojo ajeno y no mira la viga en el propio. Que no nos salgan con razones humanitarias. Debemos exigir la aplicación de la ley, tal como lo hace nuestro trompudo y güero desabrido vecino del norte. ¿Porqué México no lo hace?
¿Quién será el que le ponga el cascabel al gato?